Recuento

Un par de ruedas para salir a andar, una brújula mejorada, unos ojos protectores, el paso más firme, los sentidos afinados, un libro, una miniatura, algunos jeroglíficos. Una risa estridente, un felino alcoholizado, muchas páginas en blanco, mis memorias desnudas, un malabarista al lado del reloj, 3 pájaros volando por la casa, un texto sin correcciones, un suéter de color gris, ropa interior de color rojo, una casa entre árboles, el oído izquierdo en recuperación, mi amigo el cocinero, mi amigo el políglota, una máquina del tiempo camuflada en un bar, un capuchino a la madrugada en una papelería, un cuarto de armas, las canciones de Bilitis, el track número 1 del cd que está sobre mi mesa de noche. La letra con lápiz cala, a los muchachitos se los llevan rápido, las fotos volaron por la selva y yo dije una plegaria por miles de desconocidos. Y dormí más de lo presupuestado y comí con gusto y di un solo beso y me gustó esa reciente sensación de pudor.

10

Cajita de música, melocotones y vino, los libros tan hermosos, cuidando secretamente nuestras espaldas. Y se han cerrado los malos caminos y hay canciones que nunca olvidaremos bailar.

Los sótanos guardarán las inscripciones santificadas. Vos serás siempre buen augurio y maestro de la alquimia; vos por otro lado te quedarás mirando ramitas y perderás los viajes no una sino muchas veces, y no está mal después de todo porque hasta el retrazo es un mensaje claro.

El mundo habla, la era habla, también yo he hablado.

Entre Ríos

La cuenta regresiva, la terminación del camino culebrero, la verdad insabora sin aspavientos ni gritos, así como todo lo ineludible. No me da curiosidad, no penetró la última puñalada, soy inmune.

Aparte se vienen horas y verdes mutaciones, el tránsito y algo parecido a una resurrección entre los ríos infantiles.
Si mis cálculos no fallan, salí de la periferia.

Puntitos rojos

Y es que sí, que el viaje está a dos días y me hago más garabato, más espumita y agua tibia. Y esa historia promete ser interesante y la señorita es un manojo de nervios y cocuyos que ve puntitos rojos y agacha la cabeza. Y seguiré jugando a las escondidas y tarareando lalalalala nada pasa lalalalalaa, esta no es mi boca ni mi risa idiota.

Como callada y con pánico, pero es posible que me estén oyendo masticar.

Shhhhhh

Ésta vuelve a ser casa de susurros y subterfugios. Los gritos implotados se van a fade out, las elegías podrían tener nombres propios si quisiera –nada pasaría-. Son mis paredes, otra vez deambulo desnuda y cansada pero más sabia; soy la música que no se comparte sino entre amantes, o bien si sólo sos tu mismo amante.
Hay musgo y humedades, libélulas y dientes de león para jugar.

Atemporal

Templo de ojos, troncos y caídas de agua. Remanso en suspensión, beatífico aire mineral purificando los huesos, los sexos. El alma entregada al canto de los pájaros, a los secretos de los pétalos, las cortezas y las hojas.

Las manos y los enlaces milenarios hablan y guían.

Corazonada?

No es lluvia, es ansiedad común. No tiene que ver con el destierro –o en todo caso no es ese el tema central-. Es un escozor en el ceño, un gusano en el esternón que no tiene nombre.

Platónica

Te diría que sueño con la idea de vos o algo parecido –soy inexacta y así me ondulo-. Sos dulce y fuiste tonto. Y ni dedicarte unas líneas parece factible, no sé nada de nuestro asunto y creo que voy a dejar que lo medites.

Y a vos, queridísimo ente donante de letritas, como me cautiva verte mi muy reflejo en espejo, natural y franco. Me gustás al punto de mirarte y no tocarte un dedo, en medio de conversaciones platónicas, con una mesa y el mundo de zanja.

Tengo todo este viento metido en el costado, una cantidad de bruma encajada.

Dancing solo.

Slow dance Señorita acuosa. Acortar los pasos diluida en el papel, meciéndose rítmica entre los árboles. Al otro lado de las persianas se encuentra la feria sangrienta, hay que desviar la vista.

Ya sin camuflaje, ahora la coreografía unitaria.
Un juego en el que las cartas se pierden y se escurren bajo la mesa.

La nausea

Campanas, no más plazos. La puerta cerrada en los dedos, la cabeza un globo grande y lleno de helio.
Y de bajada en las escaleras de la ciudad luz estaban tus ojos buscando dulcecitos baratos. Me burlé de ti y seguí disfrutando de la tarde.
El asco que te tengo hoy se traduce literalmente en nauseas, voy a vomitar el corazón que infectaste.

La niña de la pradera

De a sorbos el antídoto. Al despertar todos mis dientes están en su sitio y no hay nada irremediable. La música suena bajito a la diestra. Las horas se van en números y ojos amables, las manos palpitan en las mañanas. El polvo en polvo, el suspiro detenido. Sobrecogedora transición, paseo por el campo, un pájaro en origami y las notas de un piano.

Lustrosa

Encajes y sol, la existencia levantándose de a poco y brillando como un poema de Walt Whitman. El café y su sabor amargo, el violeta reluciente en las manos, la verdad tan clara, tan absoluta. Las implicaciones cósmicas de un papel roto, de un cable haciendo corto circuito.

Nos trasteamos

El motivo es obvio, no quiero visitas indeseables, apenas unos pocos sabrán de este lugar, y doy gracias al cielo por eso.

Toque de queda

Sirenas afuera y el estado de sitio aquí adentro, refuerzo de tropas en guardia.
Y los columpios por ahora quietos.
Tomando el poder, cortando los cables y suspendiendo los comunicados.

Here comes the sun

Quiero mirar más a menudo las flores, que me exalten los guayacanes o los pinos, que me enternezca el sonido del agua.
Con o sin ayuda hay que dar el paso y remover las piedras que no son yo -porque no soy una de ellas, aun dando tumbos y cubierta de polvo estoy viva-. Y el compromiso que estoy emprendiendo en este instante es conmigo.
Y la decisión ha de ser un hecho.

Je garde les images sans le son.

Titular

“La Nueva Niña”.
Increíble como los fantasmas pueden dar cachetadas en cualquier esquina o libro abierto.

Cobija vieja

La certeza de no ser suspiro, apenas pulsión.
Ni el martillo que rompe el cristal, ni siquiera una manguera o un extinguidor, ni una cobija vieja, y para nada –si a esas vamos- las llamas.
Un adornito chamuscado, un ornamento reducido a cenizas.

Hojas sueltas

-Je me marierai- decía al bajar las escaleras, yo escuchaba desde el segundo piso y pensaba que había perdido el anillo, y ese detalle le iba a obstaculizar tantito el cuento –no yo-.
Antes de bajar estaba sentada al pie de una ventana, con las páginas del libro eterno desparramadas en la mesa, haciendo consenso de las motivaciones ocultas, los virajes que conjuraron el final y las infinitas posibilidades que siguen a ese final.

Pero era distinta la lectura, y en el televisor vos andabas en bicicleta en una noche roja, y yo temía por tus huesos al otro lado del océano.

La letra escarlata

Más portazos -gloriosos, épicos-.

La somnolencia, el esbozo de sonrisa liberada de quien tiene la letra en el pecho y a decir verdad no le importa. Las mejillas de cara al sol o al viento. Un apacible terreno baldío. Una limonada sin dulce.

Pérdida de investidura

La semana olvidada, las muñecas alérgicas, las manos en llamas y la fe traspapelada de manera irremediable.
Y juro que traté de calmarme, de pronto lo único que conseguí fue tragar entero lo que debía ser tragado.

Risa y llanto simultáneos, carcajada y agonía. La ensalada de patetismo que ya me conozco.

Army of me

Iracunda estoy, me tiemblan las manos, tengo taquicardia y ganas de vomitar.
No sé si es el café o esta indignación, pero hoy no creo que vaya a dormir mucho.
Cuantas estupideces por minuto pueden oírse sin abrir la bocota y estallar.
Cuanto se puede decir de dientes para afuera.
Aahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
LA IGNORANCIA ES TAN ATREVIDA…

Trebejos

Tooooortículis toooorcedura tronchada el tedio la tundra los tejados trenzados los textos tonterías tullidas tufillo triste y un té.

Taimado tótem.

Hablo por las ventanas

Planeador.

Sin cuestionar inútilmente, sin intentos de modificar. Estoico movimiento hacia adelante. No se trata de huir, es observar y sobrevolar.

Avanti mis valientes

Elongación a todo lo que dé. Cortinas de humo y brincos damos. Conjurando las lágrimas, puesto el ojo en el cruce de calzada.

Alas en el Atlas.

Ligerita ligerita. Terrones de azúcar y manos pequeñas que se empuñan y se abren conforme parpadea el corazón. Las maletas se han reducido y las despedidas me resultan dulces y necesarias -así como las bienvenidas- igual que las palabras aladas.

Sueltita sueltita bailarina, y el salto no por ser leve es fácil, aprendí a ascender tomando impulso del suelo. Mi oído derecho sangra y mis huesos son más elásticos y no traigo balas, pero sí una ramita entre los dientes y el recuerdo de los jazmines.

Alunizando

Agua pasó por aquí

Ingrávida, efímera. Piel blanda en tierra dura. Dulcecita ovejita descarriada.

La Maja Desnuda

Nada soy yo,

cuerpo que flota, luz, oleaje;

todo es del viento

y el viento es aire siempre de viaje.

Octavio Paz

Energías inadvertidas

Se desconoce o se ingora selectivamente su naturaleza.

Aeropuerto

El sentimiento metafísico de la circulación, la postura nómada de las caras desprevenidas, el lastre maletoso y las vueltas a un lugar periférico que se parece a los días, a la vida.

Ella está por embarcar,

Quizás consiga un pasaje en la borda.

Ella está por despegar

Ella se va.

Ella viaja sin pagar

El viejo truco de andar por la sombra.

Ella baila sobre el mar

Ella se va.

Pasajera en trance

Pasajera en tránsito
perpetuo

Pasajera en trance

Transitando los lugares ciertos.

Un amor real, es cómo dormir y estar despierto

Un amor real es como vivir en
aeropuerto.

Pasajera en trance - Charly García

Muñequitos de hielo

Que importa el gris afuera si en los ojos se estampa el sol. 3 días viva y apetente. La carne, la sangre, las deudas saldadas, la risa inmensa y libre y tan hermosa. Los ángeles, las certezas, las manos habladoras y los reflejos perfectos. Andamos las calles, saltamos de piedra en piedra. El cardamomo en tu nombre, el hielo una ofrenda a vos, los nudos de tu pelo son encantadores. Que decir de los trayectos nocturnos. Es posible que quiera.Ya sin miedo, el gran temor asesinado.

La casa invita!

Entonces estrenamos oficina y coworkers, el espacio es reducido, el aire acondicionado es menos, el trabajo es más. Igual, es bueno el cambio, oxigena la novedad.

Mañana parto motivoviajecortesíadelacasa, que éxito.

Voy a desconectarme un poco. Lo necesito.

Póstumo

Redes metálicas. En rombos grises se fragmentaba y yo no podía hacer más que resignarme al diálogo de pedazos.
Cada intento terminó en herida.

“tu cara pesa en mi memoria
una tonelada de miedo
y se me cerraron los puños
en esta suerte de desierto”

Amnesia – Fabulosos Cadillacs

Sonoros eran

Yo necesitaría mi casa inundada, también ese sonido antiguo que hacen los ángeles cuando cierran los ojos, el de las pestañas que tintinean.
– Que lejos -.

Campana.

Mañana de agujas y espéculos y los desagradables chequeos de rigor. Me duele el brazo, no miré la sangre salir, me dio mareo, me temblaron las rodillas –niña abra más las piernas y relájese porque sino le duele más-. Quien puede relajarse con un aparato de metal como invasor por dios!!! Mejor jabón en la espalda y dulce de guayabas y manzanas.

A partir del miércoles el cargo nuevo, el sábado el viaje y el martes el retorno.
Los días han perdido el tinte anémico –al menos por esta semana-; giro como en ronda infantil, quien sabe a qué velocidad, a quien le importa.

Oscilante y patriota, bañada y desvestida. Tranquila.

Majarveja

Nadie

Las calles están silenciosas
Y desiertas. Solamente cruzan
las sombras de los árboles.

No se oyen pájaros, bocinas,
ni siquiera el motor inminente
de un auto aproximándose.

Los ascensores, las escaleras,
y pasillos de los edificios, vacíos.

En una cocina un charco
en torno al refrigerador
que se deshiela
con sus bandejas desnudas
y la puerta abierta.

Conservada en el hielo
No hay más que una arveja
muy pequeña, redonda y verde.

Gonzalo Millán

Amebas

Yo también tengo penas de bandoneón, y esta era de victorias plásticas y derrotas aplastantes se agrava con las lluvias.
Mis codos ya nunca tienen fiebre.
Las amebas festejan el fin de semana y el café mancha mis papeles y la caligrafía no se me da.

Sal

Duelen las huellas, ¿Por qué carajos duelen tanto?

Aptitudes

De todo el paisaje yo ocupo el cuadrante izquierdo inferior -mis talentos de punto difuso son innegables-. Desde ahí tejo, cuento historias de escaleras y miro los pájaros que se convirtieron en arcilla.

Tan triste como ella

Temblor

A veces, desde un ángulo caprichoso, se puede ver emergiendo a la que fue. El fenómeno no se anuncia, pero sucede. Es como un temblor de tierra que pasa discreto entre las calles; así mismo esta servidora fija la mirada en ninguna parte, y se disminuye.

Lazos rojos

La muñeca estaba rota y el vestido era blanco y vos escribías para vivir; y eras viejo y yo tenía ojos vidriosos. No sé si éramos felices –la fractura no me permitía conocer el pasado-, el único hecho tangible es que había una unidad compuesta por los dos, y algo épico pesaba en el aire. Te lo aseguro.

Juarroz, de planta por estos lados.

El otro que lleva mi nombre
ha comenzado a desconocerme.
Se despierta donde yo me duermo,
me duplica la persuasión de estar ausente,
ocupa mi lugar como si el otro fuera yo,
me copia en las vidrieras que no amo,
me agudiza las cuencas desistidas,
descoloca los signos que nos unen
y visita sin mí las otras versiones de la noche.

Imitando su ejemplo,
ahora empiezo yo a desconocerme.
Tal vez no exista otra manera
de comenzar a conocernos.

Involuntaria

Enfriando bocas, recalentando ollas.

Y las llaves como en la canción sólo cierran puertas.

Aquí no hay faroles para instalarme.

Tránsito

Hay ruta y hay desvío. Me dieron un cuasiascenso –milimétrico pero ascenso al fín-.
Cambiamos entonces de razón social, cambiamos de departamento (espero no cambiar de oficina, no soy fan del hacinamiento).
Habrá más información, aprendizaje y trabajo en cantidades diluvianas -exactamente como me gusta-.

Estoy asustada, y también lista y eso no quita lo de asustada.

Suponiendo que el balance cósmico esté operando tenemos al frente una señal, y una de las buenas. En algún punto esto reafirma mis últimas decisiones, la brújula anda como bien.

El 13%.

33 lunas que no me serán dadas, el 13% que intento desechar, el 20% despreciable. 24 canciones agridulces, 10 carreras con maletas en las manos, una lista, 12 deseos marchitos, 9 medidas faltantes -2 a medias-, 3 décimas de gloria, y claro, el inexcusable, el único eterno, el cero.

Que le corten la cabeza

Que la sangre corra.
Que el tablero se rompa.

Que sea carbonizado el último pedazo de madera viva.
Sin prórrogas, ni apelaciones.

Éste es mi jardín onettiano muerto y sepultado.

Viacrusis

Como si estuviera haciendo balance, así están los nocturnos. Cada jornada una estación que ya conozco.
Retiñendo los pasos dados, conectada con los actores, fabricando diálogos en serie.
No entiendo todo pero sí entiendo más.

Aros

El sueño del niño y el sol, cuando despertarse era colgarnos de los cables y jugar a los piratas.
Baco saltaba en los oídos, en las tardes los perros salían de paseo, sólo unas horas bastaban para volver al dulce y al retozo.
Yo quería regalarte una ventana hasta mi cama. La ventana terminó cerrada en un cajón.
Yo creía en el contenido de los sobres y en los recortes y en los pliegues de las sábanas, creía también en los aviones, en las apuestas celestes y en el libre intercambio del abecedario.

Los aros, los años, las rrrs sobrantes, las piedras nuevas en tramos viejos, los pies mojados que alguna vez hicieron inducción.

Desde adentro

Conozco de cobardía, es un paisaje que ahora veo desde adentro. Yo soy otro de esos muñequitos estáticos. Aprieto entraña, me muerdo la lengua, me froto las manos y de una bocanada me trago el hígado.

Pastoreo

La mano y el brazo sosteniendo el peso de la cabeza ligeramente ladeada, el pelo suelto y ondulado a los hombros -del lado derecho recogido con una pinza negra-. El maquillaje disimulando la palidez, la boca y su tinte cianótico, las ojeras perpetuas, los ojos grandes casinegros. Las clavículas salientes, la mala posición de la espalda, las piernas cruzadas en la silla de oficina. Los pensamientos repetitivos, las sonrisas casuales, la auto-digestión, el pastoreo de animales muertos, el amansamiento paulatino de la resistencia.

Agua salada.

Algo que hiede, fermentación sin un beso de buenas noches.

Condicional

Sería bueno quitarse de encima la figura de la pérdida occidental y pasar a una visión de metamorfosis. Me gustaría tener más seguridad, usar faldas con mayor frecuencia, comer sano y tener una rutina de ejercicios. Sería excelente no irme dando golpes contra todo como si caminar fuera una carrera de obstáculos. Me encantaría no decir malas palabras, tener paciencia, no llorar, no ser una fuente inagotable de quejas contra el universo y más contra mí. Como pasar por una cámara desinfectante, salir con aspecto de monje tibetano, ya sin necesidad de martillarme la cabeza escribiendo cosas que no sé hacer ni ser.

Pajaritos

A veces me guardo un acto de fe bajo la manga, nada del otro mundo, no un milagro macondiano, pero sí algo digno de sonrisa, sin roedores en la casa ni objetos corto-punzantes.
Ojos que no ven corazón que imagina y se desboca.

I’m just killing time

Mujer muralla barquito a pique a la luz del vino. La cerca eléctrica y el santo y seña, y hasta la escenografía coordinada para no alterar el guión.
Sólo que esta vez es noche y yo empuño la espada y del otro lado veo la mueca estupefacta. Y yo soy el cristal que recibe y refleja, observo a través del carmín y retorno al templo supremo del cinismo.

Simplificando

El marco gris, el fondo azul. Más errores ensayados a la lista, hilarante la suspicacia.

Tengo que aceptar el comentario que me hicieron hace poco y que intenté derribar con variado bombardeo argumentativo: -en efecto los seres humanos somos bastante básicos-, todo se limita a unas cuantas necesidades apremiantes; el resto son bifurcaciones y marcas registradas que entorpecen el supuesto bienestar que buscamos.

Ahí está la verdad de la vida, reduccionista y primitiva y para nada de mi agrado.

Pero bueee… ya que andamos tan “in your face” pues aprovechemos, que el estilo al pan pan y al vino vino no me dura.

Porcelana

Mantras idiotas y maquinales.
No hubo una edad de la inocencia, eran cortinas pintadas a mano, dibujitos de iglesias y estatuas benevolentes, un circo inanimado que mi dolor de porcelana ilustraba. No olvidemos que no hay vínculo más grande que una herida mal cicatrizada.
Era más una inmersión en los disfraces al fin, apretando los ojos mucho mucho para no ver la luz.

PDT: Al abrirlos, como era de suponerse, se quemó la retina.

Detención

Empobrecida verbal, burlona pedante.

Certera la sospecha, sólo había que soplar un poco y se hacía la botella. Los oráculos no hablan y los relojes hacen siesta, se suspende el movimiento con un fin.

Camuflaje

Las piedras abandonaron los zapatos, se convirtieron en polvo o algún proceso alquímico les dio el poder para salir andando, cómo saberlo.
Los pretextos igual están y no dejo el camuflaje a un lado y mis palabras conservan las negativas y los claroscuros.
La época no es de convergencia precisamente.
No veo con desdén las buenas intenciones, de donde saco la buena fe es una pregunta curiosa.
Soy mi único testigo, me recuerdo más ahora, me masajeo el dolor de las muñecas.

Que cosas

Los jueves por la tarde comienzo con el amasijo de frustraciones, me doy cuenta del orden neurótico que le doy a los días, como se reducen a esa planilla de utilización de tiempos que ahora tengo que llenar en el trabajo, y también que así no llene uno de esos formatos para mi vida personal, tengo una rutina milimétrica: el desayuno metida en la cama a las 5:30, el baño a las 6, el vaso de agua a las 7:40, otros 3 más a lo largo de la mañana, el almuerzo a las 12:30, el café a la 1:30 y algo que tenga chocolate.

Está lloviendo terriblemente y hace frío y me dan ganas de vida, de jazz, de vino y hasta de vos, y ya ves, en esto se quedan.

Crepuscular

Mutilar palabras como asesina en serie, dejando pistas reconocibles, casi adrede.
Pasos torpes de cabeza menguante, un desencanto con estilo, desprendido y elegante como ruinas medievales.

Volando vine

El retorno junto al ala, el vahído sobrevolando la maqueta, asistiendo a la trasmutación de un espacio -de ciudad a juguete, de juguete a mapa, de mapa a cielo-.
Pensando en la redondez del cero, en el absoluto que implica.

No me reconozco las uñas, me visto de inmaculada ceguera (lechosa como la del librito aquel), suelto los botones para que nadie toque.

La ingravidez y la popular ignorancia selectiva, mis letras humildes huelen a nubes.

I'm going home

Brevísima parto a mi hermosa sabana santafereña, la mañana me recibirá en Terminal mugriento con abrazo de padre Oso.

Es bueno este respiro de nido, recordar que pertenezco a algún un sitio y que el frío me abrace y el sol de tierra fría me ponga rojas las mejillas y vestirme de más y celebrarle la edad ingrata a mi hermana Juana Señora cara de rana.

Muertitos malolientes

Entre quejas avanza de puro milagro la terapia del lenguaje, circulando por la derecha.
Ira, parásitos y trauma. Los caminos ya parecen de herradura, para antojarse uno de rose.
¿Calor que mata? Quemaduras, cáncer y arrugas, tragedia aérea.
¿Deshielo en el Polo? Como el vuelo de una mariposa en apuros por un aguacero, cuando el destino nos alcance desamparados y sin hogar.

Insomne

Te miré, te espié el sueño, te sentí la respiración y te medí el pulso preguntándome si eso que latía en la nuca eras vos, o si te habías tragado mi corazón y ahí permanecía atascado hace tiempo.

Voltea por la próxima a la izquierda, ahí me bajo

Un cuerpo extraño en el ojo, lave con abundante agua para evitar irritación.
Nunca vi una nube que no estuviese resignada a precipitarse contra el suelo.

La misma tortuga torpe

Nunca puedo hacer un acto heroico sin sentirme luego culpable. Antes abría puertas con recelo, ahora ni siquiera alcanzo a asomarme por la ventana. Me duele la rodilla derecha. Soy cobarde e incorrecta, mejor me escondo.

Tin Bostezo Tin

El trabajo abunda y el sueño más (bostezo, bostezo, arremetida de bostezos), letargo.

Es lindo el sonido del vaso de agua al que le estoy pegando con un lápiz Tin Tin Tin. Quisiera hacer eso de los vasos llenos en diferentes cantidades a ver como suena.

Soy un zombie: “sesoooos, seeeesooooos”, que anestesia esta pantalla, que hermosos que se ven los hombres con camisetas blancas, que feo el despertador. Mi vecina de puesto ahora se estaba riendo sola, no debería fijarme porque total yo hablo alego y me río sola todo el día (en intervalos), pero es que a la señora de “ay mis hijos” no le queda.

Pausa, fui por un café. En la agencia estamos jugando amigo secreto que es lo más baboso del mundo pero ahora no tanto porque me dieron galletas y unos dulcecitos de caramelo, el café entonces tiene acompañamiento.

Calendario

Los años adustos, la herrumbre obligada en la fatalidad.
Me paso el trago de olvido con un sorbo de agua.
Impasible frente a las bagatelas, doliente en mi corte virulenta.
Mujercita tijeras de metal, nadie ve a la que se esconde debajo de las sábanas por la mañana.

Despeje la X

En algo debe estar afectando la circulación de los vientos por aquí en el meridiano del Ecuador. Si las estaciones modifican los estados de ánimo, en tierra de microclimas debe ser peor, no? Sumando las mareas hormonales a la ecuación tenemos a una mujer militando activamente en el la incoherencia. No tengo la menor idea de cómo me siento o lo que quiero, es más, ya ni siquiera sé lo que no quiero.

Yo supongo que estoy andando con pies de plomo -la vaina es que no soy la más cauta-, así que mis esfuerzos podrían ser ladrillos pegados con babas.

Resultado número dos del ejercicio: una muestra impoluta de paranoia.

Acertijo

La nomenclatura truncada, el sabor incierto y la falta de luz. Tan esquivas las decisiones, tan movedizas las arenas.

Carrera

Mala escapista, las manos en un gancho primitivo. La impresión es la de estar corriendo, el pecho oprime, estoy luchando contra la naturaleza, me percato pero no puedo parar, no puedo dejar que el sopor me cierre los ojos.

Dissolved Girl

Enfrentar al miserable teclado con mi imposibilidad, porque yo sé de sobra que no sé escribir, eso entre muchas otras cosas; así que aquí estoy de llaga supurante y sin remedio. Pienso en la sed de los últimos días y de pronto tiene sentido, veo que la deshidratación es crónica, ya no sé vivir sin esa sensación de resequedad. Y es asombroso como se transparenta, como va tomando forma la teoría y todo encaja mientras yo me desencajo otro tanto.

Se le debe

Brincos y tinta violeta y cebollas de risitas estrepitosas. Los pálpitos están y me pasan por el lado y el universo conspira y quien quita le esté dando por ser mi aliado. Yo me comprometería a pagar con ese helado de vainilla que dejé flotando en mi tímida insinuación; apostaría si el juego es como lo pintan y lo que se acerca es solecito tenue y vientos calmos.

Otra Piel

Esta tarde de sol me puse a mirar
tu postal bajo un haz de luz
(radiante luz)
una frase duró hasta el anochecer
recordarte es un hermoso lugar

Amo tu lucidez
leo tu desnudez
cuando pensás el mar
así te pienso igual

Si el lenguaje es otra piel
toquémonos más
con mensajes de deseo

No voy a endurecer
letras que dan placer
me contengo de amarte más
hasta volverte a ver

Si el lenguaje es otra piel
toquémonos más
con mensajes de deseo


Gustavo Cerati

Dictado

Los delirios de pitonisa resisten el trajín, pero se ocultan sabiendo del largo plazo y se camuflan en un libro. Luego, luego… Mi tiempo ahora está empañado, tardará un poco en secarse, los ojos siguen brillosos y nada pienso hacer al respecto.

Hoy un dolorcito y la nariz tapada me arrullan. La sed se eternizó, como un alma perdida en el mar, ondeando en la garganta.

Y si las repeticiones tuvieran efecto, y si ésta fuera la llave en la plana que vengo haciendo?

Sana que sana

Señorita postura de ejecutiva de zapatos bonitos. Señorita aquí yo a ya con quien, y allá vos una hora más tarde, hermoso y sonriente. Señorita no cabe en una maleta pero manda una encomienda. Señorita nerviosismo pero alentadores augurios, buena papa, bien querida. Señorita airecito, curita en el dedo sana sana colita de rana que sino sana hoy sanará mañana. Después de mucho tiempo siento de nuevo vientos a favor, no prometo mantenerme pero como no sucumbir a este suspiro aliviado así sea un placebo.

Tiene su encanto

Como una prótesis de pierna, sustituyendo a la viva pero no, medianamente útil –no se desconoce-, remiendo pobre de la herida en todo caso, tan insuficiente, tan precaria su materia inerte. Que ganas de lanzarla lejos y asumir que fue cortada con furia, que el hueco está y nunca nada lo llenará. Abandonarse a la destrucción y a la rabia seductora.

Navegante

La bitácora usada como servilleta. El lápiz mal afilado raspando el papel, las mosquitas yendo tranquilas a estrellarse contra la luz.
El enrojecimiento y las causas y los efectos y todo el discurso de quien piensa y pierde.

I've got the blues

La tarde, mi quehacer de aldea muerta, las manchas en las uñas.
Memorias en aerosol, agitadas y esparcidas, la emoción en tarro azul vista desde un tragaluz mal diseñado, fuera de tono con la construcción, fuera de tiempo.
Ya no serán montañas sino mar el que me aleje, el que se lo lleve.

Hechos

Soy agua, soy una masa de carne y huesos diminuta. Tengo 24 años, la gente piensa que no se me notan, yo creo que no miran bien, aquí están pintados en mi cara, delineados con crayolas, hoscos y hermosos, infames y desolados, todos alrededor de los ojos, en las incipientes arrugas.
Soy este cuerpo que a veces desprecio y desprecian, soy un animal anestesiado. Soy una puta planta seca (la puta y la planta), soy una mártir idiota, soy un buen tapete y un buitre y un catre. Soy mal negocio, soy mala hierba y si me muero, soy cien pájaros en una sola mano.

"Ay mis hijos"

Hoy apagaron el aire pero sigo muerta de frío; con la boca morada, las manos y la nariz heladas.

Estoy encontrando un patrón: conforme la semana se acerca a su fin mi buen ánimo disminuye. Creo que es porque de alguna manera esos días se asocian a interacción social y yo estoy volviendo un poco a mis épocas de aversión al respecto. Y ahí está el detalle: por un lado me siento sola, por otro no soporto gente alrededor. Nada que hacer.

Tengo un dolor de cuello miserable y mucha sed que no se quita aunque tome agua en cantidades industriales.

Tengo en el puesto de mi derecha a una señora de 48 años que nunca se casó y hace parte de uno de esos grupos de oración católicos que son aterradores; sospecho que es virgen aunque cada vez que se para o se sienta repite “ay mis hijos” (como diciendo dios mío, pero ella invoca a los hijos que nunca tuvo ni tendrá). Es complicada mi coworker, no permite que se oiga música (por eso los audífonos perpetuos), regaña si alguien dice una grosería o se ríe muy fuerte y disimuladamente mira que lo estoy haciendo en el computador. Me irrita.

Vagabunda

Soñé, imagínese: yo lo defendía de su mamá –que estaba como 30 años más vieja y más bruja- y me decía vagabunda. Yo le respondía -usted tiene la culpa de todo, usted lo mató-, ella gritaba más fuerte y amenazaba no sé con que cosas, y usted estaba sentado muy cerca y se reía con la cabeza abajo. Cosa curiosa.
Es medio morboso volver a escenarios abandonados y verse con ojos de voyerista.

Las 11 de la noche siempre ha sido mi hora de sinceridades telefónicas, depuro y amo y me pesa todo con más fuerza, y lo digo, lo suelto en chorro, ríos de agua viva y literal.

Estoy cianótica por el frío artificial, ahora el aire se prende automáticamente a las 8 am y no se apaga sino hasta las 6:30 pm, es un asco, se prende así esté diluviando, es todo arbitrario el infeliz, como la memoria.

De mentiras

Las intenciones están, pero se hace imposible no ceder al artificio y al disfraz; por tanto tiempo ha sido cubierta la piel que es dudosa su existencia, se conserva la fábula y la atroz moraleja, y el dolor milenario es la prueba única.

Stop!

Bostezando, la atención sobrevuela como una mosca, mis zapatos de rallas se mojaron esta mañana, mi sombrilla es un trasto deprimente que poco sirve, la canción del día es Come Undone de Duran Duran –clásico-. La exposición se pospuso entonces mi disfraz de señorita falduda será la próxima semana. Otra vez tengo melena de bucles, se ven bonitos. Probablemente algo se está moviendo pero yo estoy suspendida.

Historia Verídica

A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caro, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto.

Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.

Julio Cortázar

Contingencia

Se retiñen las líneas inexorables, las cejas se arquean y la luna se disfraza de escarlata.

Las caras levitan, buscan, luego se repelen en un zigzag estoico.

Hay juegos y estafas, el tablero está plagado de insectos y piedras que hacen las veces de peones, hay también un iceberg en la mitad, y alrededor pozos de agua sucia que solían ser cubitos de hielo.

Crímenes imperfectos

Por entre cavidades el cuerpo, los senderos lunares, los subterfugios.
A veces la lengua no basta, se queda uno con el collage de papeles rotos en el piso, mirando al cerro y los tejados invernales, con los ojos árticos y la sangre ardiendo.

Esta mente acuosa de rodillas tensas, de sonrisa y de llanto.

Defectuosa

Hendiduras y óxido. Memorial de agravios. No hay deshielo, no sé no respondo, o sí sé muy bien y no se me da la gana de responder. Prefiero comerme las manos, prefiero mi contacto con los cables antes que escuchar blabladuría.

Ahí está el formulario en caso de quejas, se advierte que hay grandes fallas en el sistema.

Cedí el chocolate -estaba hastiada-.

La menta reposa en la caja, el veredicto lo guarda el tribunal, al sueño lo escondí alguna vez en alguna parte, así que está descartado del inventario.

En bajada

Otra vez descenso, pero ahora eran escaleras muy altas y muy viejas, como de piedra, teñidas de musgo verdecito y bonito. Otra vez estaba escapándome, no sé bien quien me perseguía; el caso es que yo tenía que bajar rápido, en un solo pie decía mientras saltaba y entrecerraba los ojos porque así daba menos miedo y no me caía.

Del lado corporativo el trabajo es arduo pero productivo, las congratulaciones son usuales y no puedo negar el gusto que me da.

A ratos me levanto y pienso en su nariz viajera, en su espalda nudosa y nuestro desorden de las mañanas. Con el desayuno se disipa la punzada.

Mataratones

Son cosas de la cadena alimenticia, no te llenés de sentimientos que yo te lo advertí ratoncitodulcecito: no quería jugar ni levantar polvo, no quería escucharte hablar tanta babita desteñida.
Mirá como te viniste estrellar con esta desvergonzada.

Avispas

Ayer dormí con la persiana abierta, en intervalos la claridad lineal me despertaba y me anclaba a la cama; pero luego cerraba los ojos.

Caminábamos en descenso mi hermana y yo, nos escapábamos de una nube de avispas. Estábamos en una montaña que parecía lugar de peregrinación por la cantidad de gente, curiosa la proliferación de niños entre los 4 y 7 años, muchachitos descalzos y agarrados firmemente a la tierra con los pies y las uñas.
Juana y yo acelerábamos el paso con las cabezas escondidas en las chaquetas: las avispas nos iban a picar la cara, nos daba miedo el dolor y el zumbido insecto. Pero sólo nosotras parecíamos huir.

En el cielo también había aviones.

Anfibia

Entre más orden menos lucidez, más notorias las vetas de la cordura en la cuadrícula.

Los movimientos ralentizados, los ojos que saltan independientes y caprichosos, la incapacidad para concentrarse y el vértigo –ese talento para irme prendida al humo-.

De ventarrones y de aguas submarinas, en ambos planos y en ninguno.

Estado del tiempo

Tengo los pies helados, la temperatura del día es como de 27º C y a mí me duelen los pies del frío. Creo que eso lo explica todo.

Compensaciones a domicilio

Ganas recicladas y convertidas en antojo de melocotones. No están tan mal si se acompañan con crema y se los come uno despacio

Estoy tomando el aire de quien hace crucigramas todos los días pero nunca los termina. Metódica extensión del computador, las charlas breves, los ojos irritados, la tos seca, las manos y la conciencia tiznadas.

Teatro

Adonde me fui, cuál de las camas que he ocupado se convirtió en cajón, quien vio el estertor final, porqué no me di cuenta que yo también camino entre los vivos y pretendo.

Babeo

Si la voz es afuera y el silencio es adentro entonces que vienen siendo estos susurros, ¿se manifiesta el efecto de afuera adentro o bien el rumor de adentro afuera? el ponerlo a la luz no es ya traicionar al mutismo?

Me está dando problemas la retórica, no me alcanza y/o me excede; me perfora los huesos.

Las lesiones no tienen como ser contadas y menos suturadas.

“Aquí no hay cielo

Aquí no hay horizonte.

Hay una mesa grande para todos los brazos

y una silla que gira cuando quiero escaparme.

Otro día se acaba y el destino era esto.

Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:

Siempre suena una orden, un teléfono, un timbre, y, claro, está prohibido llorar sobre los libros porque no queda bien que la tinta se corra”.

Mario Benedetti

Suero

Extiendo las columnas rojas y negras y así va avanzando la tarde de trabajo, las tablitas de Excel, “las tortas de participación publicitaria de la categoría bla bla”.

Tedioso fin de semana: insulsos rituales sociales, babosadas multiplicadas a la N potencia y tragos desabridos.

La vida sabe a solución salina, a la música se le acaba la batería, mi cabeza abre cajones en las noches que yo cierro de día. El desorden rebosa, la memoria es selectiva y me aburro tantooooo de la pensadera y la gratuidad de lo que está a mi alcance y la imposibilidad de lo que no. Quiero unos audífonos insertados quirúrgicamente.

A callar!!!!!

4 paredes musicales, los espirales que se retuercen y me buscan el lado, aquí yo. Cuando la frente pica es que piedras lleva, y cuando las ganas de joder son proporcionales a la altura corporal hay que salir corriendo. Y ya voy en la media maratón y dale con los discursitos de ratón de laboratorio que no toca el cable rojo –pura mierda ratoncito, lo tocás todas las veces, ese y el verde y el azul- . Y yo no soy paciente, y no estoy para cublerones, y me indigesto fácil.

La de las gafas

Dragada, distraída y paliducha. Aparentando diligencia, tomando té de mora, con las uñas limadas hasta la madre, el apetito apenas volviendo, las torpezas intactas, la cabeza un globo, el pelo de colegiala y las conversaciones como quien no quiere la cosa -¿y quien va a querer la cosa si no hay tal cosa?- entonces nada, ponerse las gafas y sentarse a pastar, y que si el clima está terrible, y que si mucho trabajo, bla bla bla, gentileza, bla bla bla, sonrisajovial, bla bla bla. Hasta la vista baby blaby.

Análisis Tardío

PIER PAOLO PASOLINI

Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionero de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy;
que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;
que no saldré nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada;
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre
y por lo tanto pura;
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.

Molusco

Marasmo a diestra y siniestra, una convalecencia con pasos de molusco. Me duermo temprano, me levanto de madrugada y la nariz se me va a caer a pedazos en cualquier momento de tanta congestión.
Ya no vuelve la visita, dijo tal vez antes de irse y hoy dijo no. Se extraña la visita, nadie muere pero ohh se extraña.
No soy un dechado de elocuencia ahora, la gripa se me llevó las ganas de hablar.

Temporal

Y es que las telas blancas se van curtiendo, como el óleo se resquebraja en los cuadros viejos o la nomenclatura de las calles se desdibuja. Se adelgaza el recubrimiento, la película que deja el tacto no conoce de eternidades.

Diáspora

Pagué deudas, el ojo no dejó de lagrimear, las palabras sabían a galletas dulces, los omoplatos estaban en tensión. Mantuve el gusto por la cal de las paredes la diáspora y el aleteo de las manos. Ignoré los accesorios, y luego no, luego me parecieron desproporcionados y engorrosos, entonces me volteé. Leí noticias viejas, di mi opinión, subí las escaleras me comí un helado y escuché, me encandilé por la luz, me dio mareo, pero no fui la que al final vomitó.

Auziosa

Aviones desde mi ventana a vos, nariz de navegante moneda de bronce.
Te dedico estos minutos de ocio – no siempre, no todos-, y si las negaciones son la circunstancia izo papelitos al viento.
No te prometo nada, no te espero, no pronostico felices coincidencias.
Sos un bonito pensamiento ficticio.

Flema

En vista del malestar de ayer me armé de valor y fui al médico. Tipo flemático este, me examinó como quien tiene en frente motor automotriz y mandó exámenes varios. Odio el pedacito de la aguja y el espéculo, tengo dos semanas para tragarme el pánico y salir del asunto. Bajé de peso, desde mañana tomo pastillas para la gastritis y podría estar sufriendo de la tiroides. Llevo algunos minutos mirando hacia la pantalla, midiendo el paso del tiempo por la cantidad de achaques, buscando algo más que decirme aparte del “esto es normal, el cuerpo tiene que comenzar eventualmente su descenso”, pero salen sólo ridiculeces. Me pica la muñeca izquierda, también el cuello pero la parte derecha, hoy he tomado 2 vasos de agua, un vaso de jugo, otro de coca cola, una taza de té y dos de café que en 10 minutos serán 3. Mi puesto es un desastre, si yo lo soy ya no me doy cuenta, se acostumbra uno a ser fuerza de trabajo y cuerpo en reposo, y nada más.

Despresurización

Aplausos y balas surcando los aires. Y un deja vuh benevolente humedecido por lluvia y cafeína. Y la camaradería nocturna, y los tragos compartidos por vía telefónica, y las palabras suplantando besos –un mal trueque pero el único posible si se tienen en cuenta las montañas-, y el domingo y sus moderadas miserias y las mías.

Fetichistas

Entonces era como un rito de cobijas, martirizar las sábanas de tanto olor a humano.

Eran manos grandes y ojos rojos, rasguños en la cara, tirones de pelo y escarcha.

Y era dolor y un resquicio de virginidades y toneladas de procacidad. Y era la ventana abierta.

Todo un gran fetiche.

Escozor

Díscola aglutinación de verdades de bofetadas de hoyos negros escondidos en cadena como una urticaria creciente el detonante sabor pasajero de la miel abajo mis defensas me dilato me segmento en átomos volando voy

Día arrugado

Alas replegadas, gula sustituta, voces en tarros y narices peludas. Y el fastidio porque huele a cebolla de un almuerzo de terceros, y las ventanas que irremediablemente se congelan, y un malestar estomacal de 48 horas.

...En qué íbamos?

Inhalarse y exhalarse fuerte, conservar la fotos, las cajas y la botella de vino vacía. Luego desparecer.

Quedarme para dejar ir, sin llantos entrecortados y sin impotencia, en la calma de los condenados perpetuos.

Es así de simple: el otro lado de la cama ya no se hunde bajo el peso de un cuerpo, sólo estoy yopequeñafriolentacubiertademás, cotidiana acompañada por los fantasmas habituales.

No alcanzo astros con las manos, un momento de gloria no purifica al limbo.

De un espasmo

Amo dejarte así

Divina obscenidad
dar el máximo de piel
sin librarte de mí

Amo dejarte así.

Palabras profanas
de tu boca pura
toda mi dulzura
pendula sobre tí.

Amo dejarte así.
Amo quedarme así.

Amo dejarte así.
Amo quedarme así.

Gustavo Cerati

Geometría de las curvas cerradas

Los besos fueron cardamomo -pero las miradas aceitunas-.
El pasado azoró lomos -pero la ginebra sonrió-.
Los aguaceros embistieron árboles,
mi falda se fue volando,
los zapatos se untaron de ceniza
y las calles -implacables testigos- lanzaron su dictamen.

Miscelánea

La boca avisa y estamos grandes, y estamos también fuera de lugar, y ratos no estamos nunca, y a ratos quisiera. Te querría, te amarraría, te dejaría en paz, te enterraría sólo para llorarte y no te abriría las puertas de mi casa, pero sí mis piernas y más mi corazón. Y sos uno o dos o tres o cuatro, sos todos los que se asoman y se pierden en el intento o se hacen los imbéciles o sólo rectifican que su base de datos dictatorial está en orden. Y yo sigo a flote y me dejo hacer, y al final uno dos tres o cuatro se reducen a engranajes de mi búsqueda que se bifurca y no conduce a nada.

Apunten...

El subsuelo caprichoso, la señalética de la casualidad. Nunca he sido buena para el parqués, no conozco bien los movimientos, no sé que cosa pueda llevarme a la cárcel o hacerme perder una ficha. Mientras tanto respiro en mi esquina, pero la frialdad no va a durarme mucho, su llegada acelerará el proceso y habrá gloria o desgracia, y las medias tintas que yo quería se van a teñir de azabache, y en cielo se oirán los disparos, y de pronto ninguno sobreviva.

"...Fueron las olas del mar"

Marinerito alebrestado:

El conteo cabalga y vos prometés jodienda, y como la doncella también es bacante la faena será de lo más lúdica.
Ya nos ocuparemos luego del material radioactivo que se alcance a acumular, decime que no te importa por el tiempo que dure el trance.

4 estaciones orquestadas

El arte del suspiro, la herida en la muñeca, el código circundante y la orquesta tocará.
Y estaré ocupada viviendo pero los rastros se caerán por su propio peso, me acunaré en el sentimiento delator.

Si me da la gana como mentirosa soy pésima.

Felonus Simbioticus

Voces en tierra y uñas curtidas.

No se suprimen perjurios, son parte de las cláusulas del contrato.

Usted pone las horas y yo los espectros, nadie pone las cáscaras de huevo,

el puente se va a pique y nosotros vamos a bailar como insectos alambrados.

Luego de 14 horas de parto y fórceps, años después...

Poesía Vertical 24.

Darlo todo por perdido.
Allí comienza lo abierto.

Entonces cualquier paso
puede ser el primero.
O cualquier gesto logra
sumar todos los gestos.

Darlo todo por perdido.
Dejar que se abran solas
las puertas que faltan.

O mejor:
dejar que no se abran.

Roberto Juarroz

Mejor cita no hay.

Los 24 me encuentran lagrimosa -no triste- apenas repasando sucesos, medio nostálgica, sin demandas rimbombantes al universo. Antes hacía listas mentales de todo lo que quería abolir, todo lo que necesitada, todo lo que agradecía… creo que ya no me da el optimismo, sólo me alivia haber dejado otro año atrás.

A esta hora y ya se han dejado oír voces amables, ya me dieron un postre de cumpleaños, no auguro que el día alcance un pico más alto del que tiene y no lo necesito.

Venís

Químicamente mejorada, curándome los devaneos a punta de gotas -poco confío claro-, pero la madre tuvo una buena intención, así que las gotitas son válidas.

Hoy despega su avión, hoy estará en la sabana quejándose del cambio de horario y los problemas del cruce trasatlántico. Y pronto las carreteras me lo traerán, y vamos a pelear y a reírnos, esas imperfecciones bonitas que desaparecieron de estos parajes hace tanto. Se me está yendo el miedo, siento algo como ternura pero no podría asegurarlo, esa también es una rareza actualmente.

La gripa finalmente despegó, se acomodó en la garganta, y en la nariz helada y roja.
Y tengo mis dolencias femeninas, y ganas de abrazos que he de recibir después.
No me afano.

Tic Tac

El arribo de las precipitaciones, las sombras zigzagueando en los espejos. Relojes y agujas impías, movimientos en falso por los vértices de una construcción figurada.

Estoica reversa untada de jengibre, el cuerpo desprendido parcialmente para verse a sí mismo inactivo y vidrioso.

Me pido paciencia: ya se viene la suspensión temporal del hastío.

Agua sucia

Cubos de hielo derretidos en mesas de bar, el cuerpo y sus desánimos, las ligerezas en caracol de la noche. Y mi cara de acontecida, y las momias y los chantajes que me los sé.
El descaro es un sello personal.
Asúmelo y ve hasta la puerta si eres tan amable, ni siquiera te voy a dar la comodidad de ser yo la que se ponga de pie.

401

Atorada con chocolate, a un centímetro del jolgorio oficinesco, mis funciones intactas.

Con un cuaderno nuevo de hojas viejas (de esos que hace siglos sirvieron como paño de lágrimas y portadores de cartas de amor –perdido-).

Y la tinta auzul que quería aquí la tengo. Y las dotes parciales de asceta son improvisadas.

Pasa

Los hombrecitos en el teclado mirando atentos, aguardando un salto de hoja, el lanzamiento de una piedra palabreada que incite algunas ondas crecientes y un mínimo de movimiento.

Pero no se da. Los dedos no se animan, no se animan las muñecas y mucho menos la portadora de dichos miembros.

Qué pasa entonces? Pasa la sala de espera. Aunque si no se espera no se puede llamar así –error-, mejor pasa la sala de reposo, o la sala de espera de los sujetitos del teclado y la sala de reposo para esta servidora.

Y hoy no traje almuerzo, entonces pasa también un estómago antropófago, que hambre por dios.

Y afuera pasan las tristes marchas de compatriotas que no entienden nada, la histeria colectiva, la congoja colectiva, la ignorancia colectiva, borreguitos con voz y voto, el cielo nos proteja en el país del sagrado corazón.