Enfrentar al miserable teclado con mi imposibilidad, porque yo sé de sobra que no sé escribir, eso entre muchas otras cosas; así que aquí estoy de llaga supurante y sin remedio. Pienso en la sed de los últimos días y de pronto tiene sentido, veo que la deshidratación es crónica, ya no sé vivir sin esa sensación de resequedad. Y es asombroso como se transparenta, como va tomando forma la teoría y todo encaja mientras yo me desencajo otro tanto.
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