Cubos de hielo derretidos en mesas de bar, el cuerpo y sus desánimos, las ligerezas en caracol de la noche. Y mi cara de acontecida, y las momias y los chantajes que me los sé.
El descaro es un sello personal.
Asúmelo y ve hasta la puerta si eres tan amable, ni siquiera te voy a dar la comodidad de ser yo la que se ponga de pie.
El descaro es un sello personal.
Asúmelo y ve hasta la puerta si eres tan amable, ni siquiera te voy a dar la comodidad de ser yo la que se ponga de pie.
2 comments:
Cuando ya no se tiene el descaro de dar de baja determinados principios. Es que ya estamos podridos. Si por lo menos quedara ese irrelevante instinto de supervivencia, ese rictus sardonico, y dejaramos la puerta bien abierta tras de si. Es que ya no estamos tan salidos.
Un abanico de imagenes aureas.
Podría seguir el diálogo de sordos, o puedo ser sincera y decirle que no entiendo lo que dice sabiendo que no se explicará, y esto tampoco es una demanda de explicación.
Ni me las pido a mí.
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