Atorada con chocolate, a un centímetro del jolgorio oficinesco, mis funciones intactas.
Con un cuaderno nuevo de hojas viejas (de esos que hace siglos sirvieron como paño de lágrimas y portadores de cartas de amor –perdido-).
Y la tinta auzul que quería aquí la tengo. Y las dotes parciales de asceta son improvisadas.
No comments:
Post a Comment