Tuesday, August 28, 2007

Historia Verídica

A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caro, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto.

Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.

Julio Cortázar


3 comments:

Anonymous said...

como tomar en serio que una puerta de a la tristeza cuando el arquitecto la abre al pasillo, imposible negar las evidencias dice el doctor y dice bien. y si un caballo ladra no lo sabremos nunca porque los caballos no ladran.

María Auza said...

Cosas que pasan.

Pumha said...

Cri, cri cri... no entendí