Extiendo las columnas rojas y negras y así va avanzando la tarde de trabajo, las tablitas de Excel, “las tortas de participación publicitaria de la categoría bla bla”.
Tedioso fin de semana: insulsos rituales sociales, babosadas multiplicadas a
La vida sabe a solución salina, a la música se le acaba la batería, mi cabeza abre cajones en las noches que yo cierro de día. El desorden rebosa, la memoria es selectiva y me aburro tantooooo de la pensadera y la gratuidad de lo que está a mi alcance y la imposibilidad de lo que no. Quiero unos audífonos insertados quirúrgicamente.
2 comments:
hoy estaba pensando tediosamente un poco en lo que decís. Quién nos mando a aguantar tanta estupidez?
por qué la aceptamos o favorecemos?
todo esta lleno por todos lados, no hay escapatoria real, aunque la música, ahhhh, la música y un libro viejo y roto, un cigarrillo, el techo, la noche y su suculento silencio, un ron.
No sé a decir verdad, la rutina agota y se lanza uno a las calles pensando que tal vez podría revitalizarse entre la compañía y los tragos, pero resulta que se encuentra con un escenario más deprimente.
Queda la música para colorear los días, y el ron esperando a ser tomado en ocasiones más amables...
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