El sueño del niño y el sol, cuando despertarse era colgarnos de los cables y jugar a los piratas.
Baco saltaba en los oídos, en las tardes los perros salían de paseo, sólo unas horas bastaban para volver al dulce y al retozo.
Yo quería regalarte una ventana hasta mi cama. La ventana terminó cerrada en un cajón.
Yo creía en el contenido de los sobres y en los recortes y en los pliegues de las sábanas, creía también en los aviones, en las apuestas celestes y en el libre intercambio del abecedario.
Los aros, los años, las rrrs sobrantes, las piedras nuevas en tramos viejos, los pies mojados que alguna vez hicieron inducción.
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