Monday, March 06, 2006

Peste y corrosión

...Tengo gripa; de las malas.
Dolor en la piel, la nariz llena de mocos, la amígdala inflamada, ojeras infinitas, tos, el pecho adolorido y debilidad generalizada.
Aparte el espejo deambula por las calles y de repente llega por la espalda a saludarme; beso en la mejilla y miradas confusas, y hecha un mar de temblores ; yo no atino a decir mayor cosa, alcanzo a notar que aun hay deseo:- y que corroe y desgarra porque así es el deseo de arbitrario, y más cuando se reduce a sí mismo, porque la certeza de lo irreconciliable de las mentes está más que confirmada-.
Pero no, al espejo no le basta con mirarme de la forma más insolente que conoce. Aparece en las noches internautas a hacer realidad los terribles presentimientos; habla de ganas, de besos y de aquella fluidez de los cuerpos que tanto martirio le causa a mis entrañas.
Espejito infernal,
¿Cómo vienes ahora a embriagarme con la sordidez de tus imaginadas manitas?
¿Cómo escaparé de esa cita con la lujuria que propusiste?
¿Cómo osas tentarme otra vez?

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