Danzas silenciosas, evasión de contacto visual y la rutina sigue, no pasó nada. A poner los nervios de acero, el galpón está separado de la pecera y los cruces son posibles pero mínimos. La coreografía es sencilla, un dos tres… un dos tres…cabeza abajo…. un dos tres… un dos tres… sonrisa cordial… un dos tres… un dos tres…
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