Madejas

Las memorias del saquito rojo perdido, el teléfono y la cámara conjurando antigüedades, tal como lo hacen los ancianos cuando ventilan esos recuerdos que nada más que a ellos les competen.

Le tengo miedo a los balones, más que miedo, fastidio. Desconfío de todo lo que uno lanza y rebota y amenaza potencialmente con estrellarse en la cara.

Y cuidado porque el perro es bravo, y ladra y también muerde.

Me indigesto con tanta pensadera, la confusión se me anida directamente en la panza.

Este encarte dúo tonal me asfixia, y por otro lado me ayuda atando cabos. Una historia me explica otra.
Ya lo entiendo. Créame. Y lamento haber insistido, y no diré que todo es mi culpa porque no lo es, pero tampoco es toda suya. Y claro, usted ya no lee más lo que digo y por eso hablo con esta soltura y mi celular se perdió y no importa porque nunca me buscará y por instinto de conservación yo tampoco marcaré su número. Las cosas están en el único punto donde podrían estar, somos dos perfectos extraños. Y la nada nos sienta.

Estatua

Más tranquila, mi falta de movimientos está dando resultado, tiene un poder neutralizante que asombra.

La oficina es una nevera, mi sinusitis se prolonga, el trabajo disminuyó revoluciones, tengo mucho sueño y estoy llena porque almorcé como camionero y ni un café me cabe.

Mmmmmmmmmm…. Normalidad, un sabor escueto.

La risa me aborda a ratos como esta tarde, con sus poderes curativos y su incierta denominación. Yo me rasco la nariz y pienso que ahora sólo tolero las medias tintas, cualquier señal de totalitarismo me es repelente.

Homicidio culposo

Comodidad inicua.
¿Cuál es el precio por recostarse en un árbol y dejar que haga sombra?
Ligereza corrupta.
Comienzo a creer en una ley de compensación retorcida que me tiene aquí y ahora cambiando papeles.
Pasividad deliberada.
Éste no puede ser el modus operandi de la justicia divina.
Curioso, ahora yo soy la sorpresa.

Antípoda

Desatinos perseguidores. No es si, ni es no, sino todo lo contrario.

Estoy metida en el espacio que queda entre lo que siento y lo que digo que siento. Ese segmento es mi campamento y se ha vuelto muy amplio. En una esquina la prórroga del final en efecto finiquitada –valga la redundancia-; en la otra atada de pies y manos por infames hilos pasivo-agresivos, una cucharada de mi veneno. ¿Alguien sabe de una salida de emergencia?

Remordimiento en traje de noche

Un hombre gris avanza por la calle de niebla;
No lo sospecha nadie. Es un cuerpo vacío;
Vacío como pampa, como mar, como viento,
Desiertos tan amargos bajo un cielo implacable.

Es el tiempo pasado, y sus alas ahora
Entre la sombra encuentran una pálida fuerza;
Es el remordimiento, que de noche, dudando,
En secreto aproxima su sombra descuidada.

No estrechéis esa mano. La yedra altivamente
Ascenderá cubriendo los troncos del invierno.
Invisible en la calma el hombre gris camina.
¿No sentís a los muertos? Mas la tierra está sorda.


Luis Cernuda - Un río, un amor

Inacción de contrición

Hay que coquetearle a la invisibilidad, lavarse más las manos a ver si dejan el olor a sangre y a culpa, cubrirse los hombros, ocultar los ojos, acortar el discurso, negar las explicaciones, huir del corto plazo.

Hay que dejar de hacer ruido, imponerse un toque de queda, declarar cuarentena, cerrar las persianas, leer más, beber menos, ser cauta, consecuente, todo un modelo de rectitud y buenas maneras.

La sombrilla en la maleta, el trayecto demarcado.

Hiedra

Ramas en la boca, bifurcaciones profanas, saqueadoras de besos.

Una recaída en la dispersión, un desprendimiento de taras, algo de oscuridad en la sonrisa. No me alío a ningún juego, observo y parezco encantada pero me encuentro muy lejos. Algo de perfidia tenía que quedarse después de tanta exposición.

Me parece familiar...

Demoliciones y construcciones, los castillos en el suelo y sobre las ruinas otros destinados también a fenecer. Ay! con la Fortuna gitana tramposa: puesto el ojo, puesta la bala. El presagio de mis clavículas sonrosadas es tan obvio…

El baile de lo que no fue

Danzas silenciosas, evasión de contacto visual y la rutina sigue, no pasó nada. A poner los nervios de acero, el galpón está separado de la pecera y los cruces son posibles pero mínimos. La coreografía es sencilla, un dos tres… un dos tres…cabeza abajo…. un dos tres… un dos tres… sonrisa cordial… un dos tres… un dos tres…

Desastre natural

El viento es el que rompe los vidrios y tira las puertas, yo espío el siniestro por momentos y después desvío la mirada, el peso de los daños se extiende inexorable.
El destino ha decidido atar las manos.

Nuevas instalaciones

Vista de sexto piso. Estreno un recuadro de nubes, es muy muy bonito, me dejo caer en la cama y ya está: transportada.
Inauguré la puerta con ilustraciones y fotos (entre esos un paisaje de sur).
Tengo cama doble.
Como ritual de iniciación, aparte de ventanas estreno ropa interior. (Muy simbólico el tema, algo de humor negro y descaro...).
El trayecto de ayer fue prestado y efìmero.
Tengo la calma de una luz leve y titilante.

Pink Floyd and voyeurism: Shine on you crazy diamond !!!!

La ventana, el licor, la charla, la gloriosa risa, el acento, más ron.
La incómoda verdad, música flotando por los rincones, filtrada entre paredes, decantando los ojos ya impertinentes, sin remedio.
La impudicia, las manos, el taxi, la ciudad, el licor consumido y consumado a medias, la sangre en los dedos, los besos contaminados, otra vuelta señor, demos otra vuelta por favor.

¡¡¡¡Qué Clásico!!!!!

Año nuevo

Año nuevo, vida nueva
mas alegres los dias serán
año nuevo, vida nueva
con salud y con prosperidad

Entre pitos y matracas
entre música y sonrisas
el reloj ya nos avisa
que ha llegado un año más
las mujeres y los hombres
un besito nos daremos
entre todos cantaremos
llenos de felicidad
Vamos todos a cantar

Coro--bis--orquesta--coro--bis

Vamos todos a cantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar

Billo's Caracas Boys.

Que buen desinfectante ala.... que buen día Chocolate Sol el que me espera mañana.
Los cambios de escenarios prometen, el día promete y yo también.

I’m going mobile….

Nunca he tenido inconvenientes en apostar a perder, me parece algo natural, soy cobarde para la mayoría de las cosas, tengo los miedos más ridículos y sin embargo,

cuando se trata de asuntos contundentes ahí estoy expuesta y dispuesta.

Éste es un momento coyuntural, es un muy buen momento pese a mis pataletas.

Tengo opciones, las kamikaze y las otras, y ni las más letales me asustan ahora, seguro que no.
Mi año número 23 está terminando y el final va a notarse.

He mejorado en los finales porque ya sé que son comienzos, es el ciclo natural.
Sueno como Osho, jejejejeje, pero los remesones han tenido su objetivo, y si comparo estoy más lúcida que nunca.

Los ángeles vendrán si los invoco, las risas están exaltadas, sucumbo a la música y me aligero de ropa, no soy optimista con los demás, lo soy conmigo.

Me robé las estatuitas de los dictadores como en ese libro de Auster que me encantó, todo esto es un paseo.

Ubicación

Impenetrar, desestimar los rumores, los soportes y los bálsamos. Emprender el camino que marcan las coordenadas, acudir al llamado de la expatriación, despedirse del nunca jamás, preparar el terreno para los milagros macondianos.

Llovió

...Música.

Cocteles de pecera

Se me perdió el celular empacando, creo que se me refundió en una de las cajas pero no sé, no sabré hasta el trasteo el sábado, soy una bestia, estoy incomunicada, me aburre.

El trabajo me aburre también, pero no el quehacer en sí –eso me gusta mucho de hecho-, es el ambiente coctelero que se respira, las sonrisas que en un 75.5% (o tal vez más) son relaciones públicas, el descarado tráfico de influencias. Me pone nerviosa mi futuro, yo no sé hacer lobby, si lo intento me sale mal, se me nota la incomodidad … que me espera si me hago bolas con la interacción social, si aparte no le veo sentido, pero es un requisito aquí?

Pornocturna

Capricho somnífero, pornocturna después de siglos, la familiaridad pasmosa de las imágenes -las tablas rotas, las manos en la boca, la penumbra táctil, me vas a matar-.

Virada posterior, árboles y semillas, ramas parlantes en crepúsculo inocuo.
Más semillas
pepitas voladoras
mensajeras
jeroglíficas
llevadas por el viento hasta los confines de mi camisa, entre los bolsillos del pantalón.

Me deja pensando esto, como se las arregla la cabeza para ir a donde el cuerpo se lo prohíbe.

Un Humor

Feliz día de Rusia!!! !!! !!! !!!

Antes de

Un 11 de junio hace 2 años comencé el ejercicio de escribir, no tenía muchas expectativas al respecto y no me equivocaba porque bien sé que todo esto no es mayor cosa.
La era de la muerte había terminado al parecer, la vida sonreía, yo era una niña rota e ingenua, estaba deslumbrada. Tenía unos ojos en que perderme y oh! por dios, sí que estaba perdida, realmente no vi venir el golpe, no alcazaba a imaginarme que la parca habría de quedarse, y que cada año traería una advertencia nueva –todas aleatorias, pero todas en su nombre.

Hoy estoy de aires nefastos, duele ser mujer, me duelen vos, vos y vos más que cualquiera. Me arden siempre estos duelos.

Protocolo

Remoción de variado escombro -lo otro no- los pedazos del naufragio me los quedo.

Cajitas viejas que yo misma pinté (después de pintarlas les puse ilustraciones de Escher).

Constreñida cositera, en papeles escritos a lapiz encaro lo que se aplana en esta laberíntica etiqueta del silencio.

Auzismos: Tercera entrega

No pienso pensar*!!!!
*No sobre eso. Me niego.

Pronósticos

Siluetas incrustadas en el teclado, “Hold Me, Thrill Me, Kiss Me, Kill Me”, que canción, la canción.

El pc doméstico dañado, un festivo que se aproxima y unas ganas de huir en busca de verde -desde ya fallidas-. ¿Qué me espera entonces? Empacar. Seguir en lo del asunto del trasteo, esta vez el definitivo –estoy bien cansada de andar de nómada- el caso, empacar, desempolvar libros, papeles, fotos, el devenir acumulado en objetos, las pruebas físicas de las cosas que digo aquí.

Insípidos pronósticos, un estado del tiempo repetitivo.

En rojo

Tuve un sueño raro, sólo me acuerdo que tenía la cara pintada de rojo, me la pintaba yo con los dedos y tinta china, luego iba a hablarle a una niñita enferma que estaba escondida en un armario comiendo leche en polvo. Me levanté ausente, en esos letargos que a veces me dan. Éste es uno de esos momentos en que la negación no me permite ni siquiera concebir la posibilidad de un mal desenlace, no soy capaz, sólo me quedo en pausa.

Hoy en la mañana operaron a la madre putativa, ya está en recuperación, yo no me despierto.

Ojos que miran más allá, ven más allá

El azul está ahí esperando ser notado entre el tráfico de una ciudad imposible.

Desmenuzada

Pupilas en expansión, onomásticos guardados en cajones, trueques de manos cerradas.

Se busca al cruzar las aceras (buscar para no encontrar…. dios no quiera encontrar y ser dulce, frenéticamente minada).

Me surto de contracciones retóricas, me desnudo frente a un tragaluz y practicamos esto de la tontería binaria.

Secuela

Repercusiones del viernes, efecto de interrupción en cadena. Me crece por dentro la desavenencia, cuanto más analizo más perturbador me parece, otros signos le encuentro. La paranoia es sin duda contagiosa y mi espacio no es negociable.

Desgaste.

El desencanto de los espacios invadidos, las amistades desgastadas, el nuevo corte de pelo de dudosa reputación, la creciente colección de lapiceros, las confirmaciones de una inverosímil resistencia – seca, presa-.

Los augurios gitanos, la mancha del índice que nunca se fue, el balance cósmico y su no necesaria ecuanimidad.

Perfume

Meira Delmar

Vuelvo a tenerte, amor,

como si nunca

te me hubieras ido.

Tus manos me recorren

el rostro suavemente,

y te oigo la voz en un
susurro

que me roza el oído.

Vuelvo a tenerte

y pienso en el perfume

que de nuevo me hiere

aunque el jazmín no
exista.

De narices

Cubitos de azúcar triturados en platos de cafeterías de dudosa higiene.

Muy nocturna por aquello de evadir la convivencia en familia.

La calle, la ciudad desordenada y sucia, la lluvia que aquí no me gusta igual (jamás será como la de mi sabana madre, no señor, le falta carácter). La sombrilla ajena, la mía en aguas internacionales esperando (la semana que viene estaré diligente en su puerta). 4 narices ególatras pero ohhh por Dios que hermosas. Una de las narices -la del señor con cara de desahuciado- particularmente agradable, nariz y ojeras, y la languidez y un pedido de teléfono, y en este punto hay un frenazo en seco y ningún cimiento, ni una sola palabra que soporte la apertura de una posibilidad. Me aburro.