Y siempre sí, mi buena ministra de guerra –la muchacha de risa loca- me convenció de marchar hoy en la noche rumbo a la zona de fuego…
Las proyecciones no son nada alentadoras; éste es uno de esos deberes odiosos que debo cumplir porque no tengo otra opción.
Iré – muy niña cercenadora y andar pérfido- a succionar un poco de su vida; a robármelo con los ojos.
Releo el parrafito anterior y me pregunto el objeto de estas ofensivas, mmmmmmm, no sé, no sé, no sé. Tal vez esté retando a uno de los dragones de Cervantes, un gigante irreal… el caso, es imperativo. Me exijo y le exijo una contienda a muerte.
Espero ser chorrito de agua helada en su cabezota etílica.
Espero que no me espere.
2 comments:
Hola como siempre auza, es fácil entender el juego, se conoce pero a veces se desconoce.
Jenny? loca es usted?
Un abrazo a quien corresponda
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