Hoy no digo mucho, el cuerpo me traiciona y me siento malita. Quiero mi cama y muchos mimos. Para la primera tendré que esperar hasta las 7:30 p.m., que es la hora a la que llego todos lo días a mi hogar… y bueno, mimos; eso si está como imposible. Así que más bien me retiro, a ver si hago el intento y trabajo.
No me agradan los quebrantos de salud; siempre son señales de algo más profundo que me está sucediendo. Le tengo miedo a esta recaída que estoy viendo aproximarse.
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