8 de la mañana a 6 de la tarde.
El día minuciosamente programado para que no quede un solo espacio libre. Suena el teléfono, llegan mensajes, suena otro tanto el teléfono. No dan ganas de gritar; sólo de tener una cama portátil guardada entre la maleta, y sacarla en los mínimos intervalos en los que hay un respiro para esta interminable rutina.
1 comment:
Post a Comment