Wednesday, May 17, 2006

No words

La mirada perdida, el tedio y la rabia; tanto momento fallido y este naufragio que me corre por las venas.
Noche de llanto a mares, mañana autómata y sin sentido; el despertar y levantarme de la cama un esfuerzo supremo.
No quiero hablar más. El poema de Roberto Juarroz a continuación ilustra suficiente:

NO TENEMOS UN LENGUAJE
No tenemos un lenguaje para los
finales,
para la caída del amor,
para los concentrados laberintos de
la agonía,
para el amordazado escándalo
de los hundimientos irrevocables.
¿Cómo decirle a quien nos abandona
o a quien abandonamos que agregar
otra ausencia a la ausencia
es ahogar todos los nombres
y levantar un muro alrededor de cada
imagen?
¿Cómo hacer señas a quien muere,
cuando todos los gestos se han
secado,
las distancias se confunden en un
caos imprevisto,
las proximidades se derrumban como
pájaros enfermos
y el tallo del dolor
se quiebra como lanzadera
de un telar descompuesto?
¿O cómo hablarse cada uno a sí mismo
cuando nada, cuando nadie ya habla,
cuando las estrellas y los rostros
son secreciones neutras
de un mundo que ha perdido
su memoria de un mundo.
Quizá un lenguaje para los finales
exija la total abolición de los otros
lenguajes,
la imperturbable síntesis
de las tierras arrasadas.
O tal vez crear un habla de
intersticios,
que reúna los mínimos espacios
entreverados entre el silencio y la palabra
y las ignotas partículas sin
codicia.

No comments: