Noche dulce y sin asombro

Ayer el Señor Sorpresa llamó de tardecita momentos antes de salir del trabajo; dijo casualmente como lanzando piedrita al agua:

-estoy por ahí, buscando libros y donde tomarme un café, ¿usted donde anda?-

A lo que yo respondí:-ya pronta a salir del trabajo, ¿nos vemos un rato?-

SS: -Si, puede ser, pero no me puedo demorar mucho, tengo que irme a las 8-

M: -no importa- un rato nada más, hablar baba y usted se va; total yo ando cansada y con guayabo.

SS:-perfecto-.

Y si, allí llegué; el se demoró un poco pero apareció. Compartimos un frío banco de cemento mientras veíamos los charquitos dejados por la lluvia de la tarde, nos sentamos dándonos la espalda a soltar comentarios inconexos (como siempre). Estuvo bien, con aire de tregua; sin sobresaltos, sin muchas sonrisas pero tampoco con los cinismos feos que a ratos llenan la atmósfera entre los dos...ay! como extrañaba despedirme de él con calma; con ese abrazo cálido y disimulado; que bonita es su presencia.

Después; antes de dormir llamó el espejito a pedir cacao... no tuve el valor para decirle que mantuviera las distancias, fue un error; ya debería acabar con eso... el problema es que empieza a hacer proposiciones de lo más indecentes y tentadoras; ahí es cuando me jodo; maldita sea porque me tiene que gustar tanto hacer el amor con ese personaje! porque me embriagan esos ojos verdes y la posibilidad de sus manitas suavecitas abriendo caminitos en mi cuerpecito bonito y chiquito; que mierda! ¿Por qué no sé renunciar?

En todo caso ya veré; de todas formas el momento cumbre fue el encuentro que no terminó en desencuentro.

Escucho:

Algo muy feo, de los 80s feos!