Alguna vez me mencionó que ésta era la relación más cortaziana en la que había estado...Ay Señor Sorpresa! de acuerdo estoy; como nos topamos en cualquier parte en el momento menos pensado y a veces deseado!
Su carita muy a las 8 de la mañana llegando a la universidad mientras yo espero un bus.
Su desubique buscando a primo que creyó ver (pero nó) parado en la puerta de un bar mientras yo me doy una de esas caminatas sin rumbo (aparente).
Usted parado en una esquina junto a su mejor amigo tomándose una cerveza y yo pasando de afán rumbo a mi casa.
Mi voz en en teléfono y usted a punto de marcar otro número (sin ningún sonido que avise mi llamada).
Casi darnos en las narices cuando el uno sube y el otro baja las escaleras de la facultad a una hora improbable.
Yo tomando una cerveza y el señor rumbo al metro.
Señor Sorpresa tomando un café y la Maja que lo saluda por la espada.
Maja llegando a un parque y él sentado después de haber salido de cine con dos amigas que se marchan para dejarnos solos.
Su tablerito de ajedrez de MSN cuando estoy conectada en el trabajo.
Sentado en una heladería hablando conmigo por celular mientras me observa pasar disfrazado con unas gafas absurdas.
Contestarle casi dormida a media noche y que de entre las tinieblas surja su voz.
Ambos en la biblioteca sin previo aviso unidos por nuestra pasión en común: los libros.
Sus irrupciones cuando me encontraba en el territorio del espejo.
Escritos sueltos dirgidos a mí pero jamás entregados directamente que hace que lea.
Estar iracunda haciendo vueltas de la universidad con mi mamá y nuestras miradas que se cruzan.
¿No comprendes querido? Es el destino el que nos hata de pies y manos, ¿con quién más voy a tener las conversaciones que tengo con usted? ¿Acaso lo que vivimos y sentimos tendría sentido para alguien más? ¿Notaría otro ser humano el tinte metafísico que tiene ésta historia?
No. Usted sabe que no.
Estamos sumergidos en un universo paralelo que parece haber sido creado por nuestro querido Cortázar.
Señor... mi dulce y terrible amado, que juego macabro al que nos sometemos, como se ríe la vida de los dos, ¿Somos adictos a lo inverosímil?
Me ocupan estas reflexiones el día de hoy porque la mañana me restregó al personaje en la cara, y entre risas nerviosas, balbuceo y tembladera de pierna derecha soporté el encuentro/desencuentro.
1 comment:
te dejé un comentario en el artículo de "espejo roto..."
Un besote.
Estoy de vuelta.
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