Thursday, April 06, 2006

Conmemorando...

Este es uno de esos días en los que siento todo el peso del ciclo de la vida. Puedo dimensionar que tan pequeño y frágil es el ser humano frente a los designios del destino, los astros, dios, o lo que sea que rija el movimiento de nuestras horas.
Simples mortales, propensos al deterioro de las carnes y a las malas decisiones que marcan lo que parece una eternidad; pero que en realidad es un instante, un respiro y plop! De nuevo polvo y sedimento alimentando la tierra.
Hay mucho que comentar; pero también una cantidad inconmensurable de sentimientos que de materializarse podrían hacerme implotar.
Así que limitémonos a los hechos:
- Un gran río de lágrimas por ese 6 de abril en que por ser amor, dejé entrar en mi vida la angustia y el terror, sólo el cielo sabe cuan pesada es esa carga…
- Feliz Cumpleaños a María José Ruiz. Adorable esposa de mi padre. Más Madre que la original. Señora bonita que tal vez nunca llegue hasta aquí –no le gustaría nada de esto, jejejejeje- … Pero he de mencionarla con orgullo y cariño, porque si tengo en mí algo de fuerza y valentía, se lo debo a ella.
- Descanse en paz Jaime Ruiz, el patriarca de la familia que me acogió como si llevara su sangre.
Y ya saliéndonos del tema, la imagen a continuación ilustra gigante torpeza de ayer en la tarde que tuvo efecto bola de nieve, y terminó en una muy desagradable discusión.

No es más. Llueve y lluevo. Adios.

3 comments:

José Pincay said...

Dolores Veintimilla de Galindo (Quito, 1829-1857)
¡QUEJAS!


¡Y amarle pude! ... Al sol de la existencia
se abría apenas soñadora el alma ...
Perdió mi pobre corazón su calma
desde el fatal instante en que le hallé.

Sus palabras sonaron en mi oído
como música blanda y deliciosa;
subió a mi rostro el tinte de la rosa;
como la hoja en el árbol vacilé.
Su imagen en el sueño me acosaba
siempre halagüeña, siempre enamorada;
mil veces sorprendiste, madre amada,
en mi boca un suspiro abrazador;
y era él quien lo arrancaba de mi pecho,
él, la fascinación de mis sentidos;
él, ideal de mis sueños más queridos,
él, mi primero, mi ferviente amor.

Sin él, para mí, el campo placentero
en vez de flores me obsequiaba abrojos;
sin él eran sombríos a mis ojos
del sol los rayos en el mes de Abril.
Vivía de su vida aprisionada;
era el centro de mi alma el amor suyo,
era mi aspiración, era mi orgullo ...
¿por qué tan presto me olvidaba el vil?

No es mío ya su amor, que a otra prefiere;
sus caricias son frías como el hielo.
Es mentira su fe, finge desvelo...
Mas no me engañará con su ficción. . .
¡Y amarle pude delirante, loca!
¡No! mí altivez no sufre su maltrato;
y si a olvidar no alcanzas al ingrato
¡te arrancaré del pecho, corazón!
_____________________________________
Sintiendo la angustia de tus palabras me acordé de un poema que aprendí en el colegio. Creo yo que este poema formó mi respeto y comprención por los sentimientos femeninos, me hizo percibir la intensidad y fragilidad de un corazón de mujer.

María Auza said...

Bellísimo el poema, espero te haya gustado la canción que te envié al correo.
Besos!!!

José Pincay said...

Sí me gustó! gracias.
Disculpa no haber enviado canciones al tuyo, pero en casa no tengo internet rápida y estoy grabando en cd los mp3 de la musica brasilera.

Muchos besos.