Domingo en calma, la tarde gris y la llovizna milimétrica, una cerveza solitaria a puerta cerrada, de guantes, saquito y medias de lana.
La casa impecable y lista para la llegada de los abuelos un día después, la música separándome de las calles, las imágenes en las ventanas.
Una sonrisa, un sobre hecho a mano pintado de azul.
Una muy buena imitación de la felicidad.
La casa impecable y lista para la llegada de los abuelos un día después, la música separándome de las calles, las imágenes en las ventanas.
Una sonrisa, un sobre hecho a mano pintado de azul.
Una muy buena imitación de la felicidad.
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