Thursday, March 15, 2007

Cartera de tela

El atrevimiento del repaso, la cabeza agachada y las dudas deshonrosas.
(Música de lejitos, al otro lado de la pared el sonido no me llega a los oídos sino al corazón).
Tres agüitas de canela en lo corrido del día. Olas en las orejas, rodillas forajidas y mi cartera que parece un mantel verde con una flor marchita colgada.
Hoy no muy complacida con el aire acondicionado, este frío inducido es una metáfora impecable.

Compromisos, tarjetas y más números de identificación, la recompensa insuficiente de las horas laborales: -cuan corta se queda, cuanto de la esencia hace pausa en un escritorio de fórmica cercado por vidrieras-.

Se vienen los días festivos y yo estaré sola, estigmatizada. Mirando la ciudad que nunca terminará de recibirme; mirándome la cara las manos y las pecas nuevas; cocinando poquitos unipersonales; demorándome en la ducha y sacando a ventilar la tristeza.

2 comments:

Anonymous said...

Lidiar con el aire acondicionado del trabajo: cada vez menos notorio. Las faringitis pasaron sin pena ni gloria. El cuerpo.
Maja, disculpa...en el último comentario olvidé firmar.
Serenidad.
Edu

María Auza said...

Saludos Edu, por un momento creí que alguien de mi lugar de trabajo había llegado hasta aquí y me asusté, esta no es la información que me gustaria se filtrara en la oficina.
Por algo mi prevención.

Espero esté muy bien!!!