De vuelta al trabajo, juiciosa y concentrada. Soy la periodiquienta.
Cambio de puesto en la oficina, menor el tortuoso aire acondicionado, compañeros provisionales: puntos, rallas y un detestable animal print.
A ratos me da por pensar en los alcances de la telepatía -no me extiendo-, simplemente la contemplo como una opción. El interesado nunca lo sabrá, me quedo con la memoria del par de sonrisas breves que la fortuna nos prestó.
Los abuelos retornan, la comida mejorará. Esta fue una semana productiva, clarividente después de todo, acabé de derrocar el régimen feudal.
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