Saturday, January 13, 2007

Indicaciones para llegar a la casa del té verde


En línea recta por donde la ciudad se desprende del paisaje, derecho por la autopista. Las montañas estarán a la izquierda, los campos a la derecha. Luego un retorno, después un camino destapado: -pasando las piedras y el polvo que se levanta, el olor de los pinos y los eucaliptos-, tras una reja verde surcada por ramas y florecitas blancas. No hay cuidado con el perro, no muerde. Justo allí, entre carcajadas a tres voces se me puede ver sentada en el jardín tomando té.

1 comment:

Anonymous said...

Dear Maja:

Soy un maldito impostor.
Ojalá puedas perdonarme, te cuento:

Ya tenía un blog creado, de hecho, he creado varios, pero con ninguno tuve la perseverancia como para proseguir después de unas cuantas domésticas catástrofes.
El fin, ante todo Maja, fue contar con una instancia de comunicación de un solo perfil, de una sola habilidad, como es obvio, cerca de de aquello que me eriza los pelos, de aquello que me provoca, que me insta; pensé en este espacio como un lugar para el desarrollo de este precioso don que es el escribir.
Al principio, lo compartí con amigos; también incipientes escritores -debes recordar la irrupción de Jaco-, luego estuve un tiempo alejado, renegando de mi mismo. Más tarde, hallé a un par de cómplices amigos, con los que hicimos nuevas cosas y tuve una transitoria resurrección. Muy pronto volví a fugarme, dejando, sin embargo, algo atrás, que contigo saliendo al encuentro, vino a reclamar su lugar en mi vida.
Maja, tú querías saber quien soy:
Pues me llamo Eduardo y me fascina saber de personas que develan con sus letras el sonido de las cosas.
No te miento al declararte que me conmueve tu presencia al otro lado de esa imagen digital.
Edu-galo

lacasadeltacto

Declaración:
mi rostro recibió su forma de un cincel, y no fue terminado como las estatuas de Miguel angel atrapadas en el marmol amorfo; también mi faz busca liberarse de algo.
Mi ojo izquierdo padece el mal del ojo perezoso, huye de mí como el corcel negro de la conscupicencia en la metáfora platónica pretende volcar el carro que tira.
No soy de letras, estudié filosofía, y me encuentro en fase tesis: Wittgenstein. Camino por los senderos de la filosofía del lenguaje, del giro linguistico de la filosofía. Me apasiona la letra, razón por la cual me castigo cuando incurro en cualquier clase de error, sea este: tipográfico, ortográfico o gramatical.
Eso es todo, Maja, lo demás se irá desenrollando.
Somos eso que decimos: ya te estimo un poco.
Me despido con verdad,
y gracias por perdirme que resucitara.