Hoy se acaban las noches pacíficas en la casa; vuelven los abuelos las normas el volumen bajito los platos ordenados.
De algún modo está alcanzando el tiempo, no sé como pero voy bien con la entrega de informes, esta semana debería darme algún premio por tanta disciplina.
La lectura de metro avanza de lo más entretenida, ya casi no miro a la gente, de pronto lo malo es que mi torpeza se potencializa, pero no me importa.
La tristeza está latente, por momentos me despierta y es de nuevo temblor en las piernas y arritmia, pero tengo el trabajo que me abarca y las palabras ajenas que me exoneran de la responsabilidad de cuestionar.
No hay nada más que lo que veo, no busco más que esto.
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