Se arrienda
Y nada, ceremonias enjutas.
Una que otra desagradable discusión como para no perder
la costumbre de explotar por alguna rendija, así eso no sea el verdadero motivo, así no sea más que una ínfima molestia, el sonsonete de una canción que viene de otro lugar a media cuadra.
Las propuestas se avejentan y se mueren, yo me como los dedos y pienso que necesito cafeína intravenosa; y esta mirada que no es clara pero tampoco es turbia arrienda mi cara y promete una estadía duradera.
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