Y bien, los días transcurren con doméstica parsimonia.
Pago deudas y cierro capítulos.
Asumo el presente: me dejo respirar, trabajar, leer y tomar café; disfrutar de mi recuperada libertad.
No anhelo encuentros pero sé que van a presentarse. Los dioses me hablan de su rabia y su deseo; yo lo observo y pienso en lo difícil que ha sido relacionarse con alguien que niega sistemáticamente su humanidad; mas la serenidad me acompaña, no me estrello contra su desdén, apenas me quedo mirando su pared y le hago muecas, voy caminando cerquita, despacio, pero siempre en el camino. Ya rescaté la esencia, no me perdí en el laberinto; estoy a salvo.
Pago deudas y cierro capítulos.
Asumo el presente: me dejo respirar, trabajar, leer y tomar café; disfrutar de mi recuperada libertad.
No anhelo encuentros pero sé que van a presentarse. Los dioses me hablan de su rabia y su deseo; yo lo observo y pienso en lo difícil que ha sido relacionarse con alguien que niega sistemáticamente su humanidad; mas la serenidad me acompaña, no me estrello contra su desdén, apenas me quedo mirando su pared y le hago muecas, voy caminando cerquita, despacio, pero siempre en el camino. Ya rescaté la esencia, no me perdí en el laberinto; estoy a salvo.
La palabra futuro me invade, me intimida. Presiento nuevos rostros, infinitos paisajes, retos y dolores, sonrisas.
No estoy lista, pero estoy más lista que nunca.
Releo estos garabatos electrónicos… son tan livianos que parecen escribirse en el viento.
Agradables estos días, buenas tardes.
Releo estos garabatos electrónicos… son tan livianos que parecen escribirse en el viento.
Agradables estos días, buenas tardes.
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