Poca bohemia, aun está lejos el sosiego. El viernes estaba dormida a las 9 de la noche.
El sábado respiré un poco: caminé la ciudad, comí como desaforada (comida mexicana… debo ser una de las pocas mujeres que mueren por el picante) y fui a cine: ese pedacito un fracaso, la película –La Gente del Arrozal- es una de las más frustrantes que he visto en mi vida, creo que no existe una historia más miserable y sin esperanza que esa, salí con ganas de ser atropellada por un bus. Volví a casa, y nuevamente me encontré durmiendo a las 9.
El domingo ultimé los detalles de la exposición de la tesis para el lunes, y ya al final de la tardecita me senté con mi queridísima amiga y colega a tomarnos dos cervezas y a brindar discretamente por estar tan cerca de terminar el trabajo de un año.
Y bueno, el lunes me recibió con buenos presagios, dispuesta a resolverlo todo y a acabar con mis asuntos pendientes para con la Pontificia Universidad que me acogió desde el 2001 hasta hoy.
Pero no!!!! Oh no. Así no funcionan las cosas en la vida de la Señorita Calamidades –esta servidora-. Para empezar, revisando mi historia académica resultó que debía una materia; que digo materia, uno de esos rellenos de humanismo del tipo cristología por los que supuestamente soy una “publicista integral” boffffffffffffffffff. Tuve que enfrentarme a secretaria académica, decano, departamento de humanismo y registro académico pidiendo justicia. Después de los muchos cambios de pensum, y las tan mentadas homologaciones, mi facultad es un completo desorden gracias al que se cometen toda clase de arbitrariedades contra nosotros, los pobres estudiantes que pagamos millonadas por matrícula. En fin, después del tour burocrático de oficina en oficina, miles de caras de indignación, papeleo y las lágrimas de desesperación como último recurso…. Logré arreglar el cuento este:
–Si, es que te homologamos mal el “humanismo, cultura y valores”-
-Lo tenemos en la historia como línea de formación humanista pero eso era una cátedra independiente-
-Si, si, podemos homologarte una línea de formación humanista por dos-
-si, ahora sólo tienen dos créditos y antes eran cuatro, si, si, tranquila, parece que si te vas a graduar-.
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Por el lado de la exposición el cuadro también estuvo incierto. A los asesores y profesores de la universidad le gustó mucho, incluso hasta afirmar que nunca les habían presentado una investigación de manera tan detallada. Mientras tanto el dueño de la agencia -y prácticamente pionero en el tema-, no le pareció “gran cosa”.
-No veo el hallazgo-.
-Identificaron al público que estábamos buscando, ¿y?-
-¿Qué vamos a hacer con ellos?-
-Quiero ver recomendaciones, oportunidades de negocio-
Resumiendo: La tesis terminó, no la investigación. El fin de semana seguiremos reunidos, devanándonos los sesos por una causa ajena: Hay contrato de confidencialidad y renuncia a derechos de propiedad intelectual de por medio.
Habemus grado en diciembre. He aquí una publicista más.
Como puede verse, la agitación reina. En todo este trajín a veces se me vio fuerte y otras con ganas de huir. Pasar mucho tiempo en el campus fue riesgoso pero nada pasó –aunque rogué por un mínimo suceso en algunas ocasiones, incluso traté de propiciarlo-.
El caso. Por las últimas noticias lo mejor será clausurar el tema y enfocarme en lo orgullosa que me siento de mí.
La tregua no puede ser sobre mi cadáver.