La madre Fortuna se ha puesto de mi lado; me dio la manita y juntas hicimos estragos.
Viernes de enfrentamiento; de nuevo en el triángulo que casi me acaba la vida, esta vez sin ser la más débil de las aristas.
Di el primer golpe; y como bien dicen: el que pega primero, pega dos veces.
Mi ofensiva fue impecable… magistral.
Tembló la tierra bajo sus pies Señor, pude verlo; y la mía también, pero por estar saboreando la victoria.
El licor, que usualmente disminuye mis defensas, me hizo brillar más.
Loca y altiva, apostando a ganar, libre y ágil. La misma nínfula de antaño.
Lapso protector. Estoy lista para la ronda siguiente.
La casa seguirá ganando.
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