Es imperativo que en este momento me dé un jalón de orejas; ando de un irresponsable subido, es el colmo que me someta a estos ajetreos de alcohol y paseos nocturnos cuando lo que tengo que hacer es mantenerme centrada en el trabajo y en no perder (más) la cordura emocional (término algo dicotómico pero no me sale otro).
Ayer después de insulsas discusiones con el espejito llegué a mi casa cual ladrón (literalmente: entré encaramándome por el balcón, motivo pérdida de llaves a manos de empleada) en un estado deplorable. Esta mañana por supuesto las nauseas del guayabo fueron una voz de alerta: NO MÁS FARRA.
Soy demasiado neurótica y perfeccionista como para darme estas licencias; una cosa es mi experimentación como persona, y otra es esta falta de respeto con el rigor que me ha caracterizado siempre en mis labores.
Así que aparte de la despedida de año (que aun es incierta) y la velada pendiente con el espejo, no abrá más desorden; el 2006 será el año de la adultez.
Igual, por como están las cosas, hasta de pronto ni siquiera puedo darme esa nochecita con el espejo de mis deseos..ay! eso sería deprimente; que cosa con tus calamidades domésticas; como se interponen entre tú y mi hedonismo inmarcesible, jejejejeje...
Y bueno, ya no más. A trabajar señorita!
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