De vuelta los sueños perturbadores, de vuelta la taquicardia sin razón alguna.
Alterada, temerosa, exhausta.
Ni si quiera el Claro de Luna de Debussy me devuelve el sosiego.
Las hormonas y sus malas intenciones, siempre levantando polvo donde yo diligente me dedico a enterrar huesos.
La inmovilidad del campo de batalla me da nauseas.
Alterada, temerosa, exhausta.
Ni si quiera el Claro de Luna de Debussy me devuelve el sosiego.
Las hormonas y sus malas intenciones, siempre levantando polvo donde yo diligente me dedico a enterrar huesos.
La inmovilidad del campo de batalla me da nauseas.
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