Segmentación

No cesa la temporada de lluvias, mi trabajo se entorpece por las tormentas eléctricas. Me entorpezco un poco yo también, lidiando con las calamidades domésticas y los sermones a larga distancia. Esta época demanda decisiones de mi parte que aun no sé como tomar. Procuro tener paciencia y no llenarme la boca de gritos; madurar con gracia no resulta tan sencillo.
Leves alteraciones paralelas al contexto material: los condenados sueños, la dificultad para levantarme y entender que lo que estaba sucediendo no era real, trampas y subterfugios de esta cabeza que cargo sobre los hombros.

Cacería de Sorpresas

Sólo ayer revisé el calendario, es tan poco el tiempo que resta antes de la transición…se acercan las despedidas, las miradas a los ojos y las palabras claras, los pasos de este final desde ya estremecen la tierra.
Es momento de arriesgarse y abusar, una última gran contienda, algo de sexo tortuoso entre los amantes derrotados (pero sobrios, sin una gota de alcohol que pueda servir como chivo expiatorio a lo que acontece).
Así que Señor Sorpresa, prepárese, que ando en su búsqueda. Cuando ya estaba retirada vino con puñales y veneno bajo el brazo; no se le ocurra dar media vuelta entonces, no lo intente porque no le conviene. Piénselo, yo soy la que parte, liviana y segura de cada error y cada acierto, usted tendrá que deambular por la ciudad de nuestros encuentros furtivos, estrellarse contra mi perfume en el metro o en un bus, perseguirme en rostros similares que nunca me pertenecerán, perderse en esa nube bohemia mientras una canción le recuerda cuanta culpa tuvo en este desenlace.
Ya no me engaña, conozco sus decisiones pero también sé que tanto le pesan, que ingenuo de su parte creer que podría dejarme al nivel de un experimento, cuantas palabras se ha tragado en las camas que hemos destrozado.
No fue mi intensión humanizarlo, tarde o temprano iba a ocurrir.

Gramática

Fotogramas en blanco y negro; piel ajada y estrepitosos silencios.
Deudas con la historia al otro lado del océano, esperándome en la ciudad luz, anhelando ser saldadas.
Tontos compromisos ineludibles, protocolo vacío.
Coaliciones infructuosas, verbos en pasado, fiebres cobardes.
Llanto de niña extraviada.
Suspiros de pitonisa.
Pose de señorita decente.
Tedio de mujer insatisfecha: En casa a las 10 de la noche…repitiendo adverbios.

Vendimia

Siembro ortiga, y de entre las espinas brota un jazmín en flor.
Jueguito de los alquimistas; el veneno en sangre, la sangre en miel.
Eventualmente uno de los dos completa el espiral de esta pugna por la derrota:
“Onetti. Menester para darle vuelta al puñal y sonreír.”

Desde la sabana

Recordar los años de inocencia después de tanta catástrofe no hace daño.
Su voz milenaria me concedió una lagrimita dulce para esta tarde arrugada.
Es un alivio que el espacio haya sido restaurado según la medida de nuestra amistosa distancia, las montañas que nos separan no impidieron que usted acudiera al llamado de mi hipotermia de fin de semana

Pesadilla

De vuelta los sueños perturbadores, de vuelta la taquicardia sin razón alguna.
Alterada, temerosa, exhausta.
Ni si quiera el Claro de Luna de Debussy me devuelve el sosiego.
Las hormonas y sus malas intenciones, siempre levantando polvo donde yo diligente me dedico a enterrar huesos.
La inmovilidad del campo de batalla me da nauseas.

Contusión

Día de atar cabos.
Hurgo con detenimiento -y quizá algo de paranoia- entre la semiótica ajena.
Gracias a un aparente acertijo se vislumbra el patrón.
Algo parecido a la perfidia enrarece el aire.
Descubrimiento proveniente de una fuente tóxica ya examinada, la presente podría denominarse su más sofisticada metamorfosis.

Un muy insolente aplauso a la antiquísima sorpresa por mutarse a triste desconcierto.
Es sabido que el juego es rudo e implacable, pero este movimiento ha sido magistral, le doy todo el crédito: El eje de acción de largo alcance, su capacidad destructora, los efectos colaterales… me encuentro junto a un maestro en las artes beligerantes.

De un portazo

Perturbar, profanar los templos e instaurar nuevos ritos.
Así las deidades hablan de entregas y arcos apuntando en mi dirección; y yo -que ya poco tengo de sacro- paso de largo por los arbustos en llamas.
La absenta ya no es veneno.
Nuestros antiguos excesos ahora son el antídoto.

Elecciones

Lo terrenal de la desnudez, la piel y sus innegables fisuras.
Sin formulismos y sin excusas; algunos trazos que sobresalen obscenos… la pequeñísima curva del pecho por ejemplo, o de pronto el arco excesivo de los flancos.
Caligrafía diminuta, inclinación derecha con la mano izquierda.
La firmeza del bambú, que se balancea con las corrientes de aire y resiste al ciclón.
Es esto o quedarme con las entrelíneas políticamente correctas.
Abrazarme a la sucia humanidad,

a la imperfección,

al motel y a las sábanas,

o perderme en la recreación de un prototipo.

Encuentro fallido

Un paso adelante y dos hacia atrás no tienen mayor efecto al final.
A la media noche, después de lavarme la cara y quitarme la ropa, sólo estábamos el desdén y yo leyendo a Onetti.
Entonces, ¿quién tiene más poder: el que ataca, o el que ignora el ataque? ¿Defenderse no es ya una muestra de debilidad?
Respuestas obvias; este paisaje es de una aridez deliberada y tonta. No me gustan los desiertos artificiales.
Media vuelta.

Por un dolor lumbar

Punzadas en la parte baja de la espalda.
La adultez se hace sentir, viene de lejos y en línea recta; a veces, como hoy, no me simpatizan sus avances.
Flautas retumbando por los rincones de la casa; no anuncian novedad alguna, le cantan a mi redundancia antiséptica.
Período de gracia en la inercia. No es falta de vitalidad, es vitalidad gélida.
Amanece, atardece, anochece, amanece, atardece, anochece.
El tiempo diligente me esconde la fortuna y en cambio me instala en este limbo insípido.

Diente de León

Brujas y mascarada.
Luces escarlata, árboles secos, cándidas voces, nínfulas salidas de una ilustración Art Nouveau.
Mi cara surcada cuidadosamente por ramitas y brillantes.
Sonrosada y borracha, hermosa y despeinada, simple como un diente de león.
Maja atrevimiento, disfrazada de colores; retornando a la inocencia vestida de mujer.
Invito al abandono en la palabra, se busca el estertor.