Elefantes mañosos, se me cuelan por los oídos y comienzan a divagar con el asunto de la piel, de las películas trágicas y las mujeres caídas en desgracia. Y cuando menos pienso estamos los elefantes y yo rotándonos pañuelos y oyendo canciones tristes, llorando a borbotones porque la vida es dura…. Y me quedo mirándolos y les digo que a veces no tanto, pero quien para ya cuando se han dedicado a escarbar cajones y a llenarlos de sal.
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