There’s not glass hidden on the grass -entonces podemos correr-. Hay árboles mudando de hojas y lluvias de noche y fantasmas en la oficina.
Así que insisto, podemos correr, también dar abrazos y tener ojos con forma de corazones y respirar ¿cómo vamos a dejar morir a las hadas, ah?
Zen entonces, que hacerle muecas al monstruo corporativo no sirve de nada y nos llena de arrugas, él seguirá ahí, gordo y grandote el infeliz, miope para esto de las niñas que sueñan con las tardes de domingo.
3 comments:
No existe forma en que decida voluntariamente dejar morir las hadas. Estoy feliz con que me orinen.
Jajajajajajaaj.... ese comentario puede sonar taaaan raro para el desprevenido lector promedio....
Me llama la atención el nuevo culto a las hadas en ciertos circulos de tecno-nerds-gótico-adolescentes con o sin acné. Me pregunto si se imaginan el origen psicotrópico de la convicción en la existencia de las hadas y su relación universal con ciertas sustancias (su escondite) de la tierra.
Buen blog, buenos gustos, espero seguir en contacto maja vestida. Saludos andinos desde Bolivia...
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