Recuento

Un par de ruedas para salir a andar, una brújula mejorada, unos ojos protectores, el paso más firme, los sentidos afinados, un libro, una miniatura, algunos jeroglíficos. Una risa estridente, un felino alcoholizado, muchas páginas en blanco, mis memorias desnudas, un malabarista al lado del reloj, 3 pájaros volando por la casa, un texto sin correcciones, un suéter de color gris, ropa interior de color rojo, una casa entre árboles, el oído izquierdo en recuperación, mi amigo el cocinero, mi amigo el políglota, una máquina del tiempo camuflada en un bar, un capuchino a la madrugada en una papelería, un cuarto de armas, las canciones de Bilitis, el track número 1 del cd que está sobre mi mesa de noche. La letra con lápiz cala, a los muchachitos se los llevan rápido, las fotos volaron por la selva y yo dije una plegaria por miles de desconocidos. Y dormí más de lo presupuestado y comí con gusto y di un solo beso y me gustó esa reciente sensación de pudor.

10

Cajita de música, melocotones y vino, los libros tan hermosos, cuidando secretamente nuestras espaldas. Y se han cerrado los malos caminos y hay canciones que nunca olvidaremos bailar.

Los sótanos guardarán las inscripciones santificadas. Vos serás siempre buen augurio y maestro de la alquimia; vos por otro lado te quedarás mirando ramitas y perderás los viajes no una sino muchas veces, y no está mal después de todo porque hasta el retrazo es un mensaje claro.

El mundo habla, la era habla, también yo he hablado.

Entre Ríos

La cuenta regresiva, la terminación del camino culebrero, la verdad insabora sin aspavientos ni gritos, así como todo lo ineludible. No me da curiosidad, no penetró la última puñalada, soy inmune.

Aparte se vienen horas y verdes mutaciones, el tránsito y algo parecido a una resurrección entre los ríos infantiles.
Si mis cálculos no fallan, salí de la periferia.

Puntitos rojos

Y es que sí, que el viaje está a dos días y me hago más garabato, más espumita y agua tibia. Y esa historia promete ser interesante y la señorita es un manojo de nervios y cocuyos que ve puntitos rojos y agacha la cabeza. Y seguiré jugando a las escondidas y tarareando lalalalala nada pasa lalalalalaa, esta no es mi boca ni mi risa idiota.

Como callada y con pánico, pero es posible que me estén oyendo masticar.

Shhhhhh

Ésta vuelve a ser casa de susurros y subterfugios. Los gritos implotados se van a fade out, las elegías podrían tener nombres propios si quisiera –nada pasaría-. Son mis paredes, otra vez deambulo desnuda y cansada pero más sabia; soy la música que no se comparte sino entre amantes, o bien si sólo sos tu mismo amante.
Hay musgo y humedades, libélulas y dientes de león para jugar.

Atemporal

Templo de ojos, troncos y caídas de agua. Remanso en suspensión, beatífico aire mineral purificando los huesos, los sexos. El alma entregada al canto de los pájaros, a los secretos de los pétalos, las cortezas y las hojas.

Las manos y los enlaces milenarios hablan y guían.

Corazonada?

No es lluvia, es ansiedad común. No tiene que ver con el destierro –o en todo caso no es ese el tema central-. Es un escozor en el ceño, un gusano en el esternón que no tiene nombre.

Platónica

Te diría que sueño con la idea de vos o algo parecido –soy inexacta y así me ondulo-. Sos dulce y fuiste tonto. Y ni dedicarte unas líneas parece factible, no sé nada de nuestro asunto y creo que voy a dejar que lo medites.

Y a vos, queridísimo ente donante de letritas, como me cautiva verte mi muy reflejo en espejo, natural y franco. Me gustás al punto de mirarte y no tocarte un dedo, en medio de conversaciones platónicas, con una mesa y el mundo de zanja.

Tengo todo este viento metido en el costado, una cantidad de bruma encajada.

Dancing solo.

Slow dance Señorita acuosa. Acortar los pasos diluida en el papel, meciéndose rítmica entre los árboles. Al otro lado de las persianas se encuentra la feria sangrienta, hay que desviar la vista.

Ya sin camuflaje, ahora la coreografía unitaria.
Un juego en el que las cartas se pierden y se escurren bajo la mesa.

La nausea

Campanas, no más plazos. La puerta cerrada en los dedos, la cabeza un globo grande y lleno de helio.
Y de bajada en las escaleras de la ciudad luz estaban tus ojos buscando dulcecitos baratos. Me burlé de ti y seguí disfrutando de la tarde.
El asco que te tengo hoy se traduce literalmente en nauseas, voy a vomitar el corazón que infectaste.

La niña de la pradera

De a sorbos el antídoto. Al despertar todos mis dientes están en su sitio y no hay nada irremediable. La música suena bajito a la diestra. Las horas se van en números y ojos amables, las manos palpitan en las mañanas. El polvo en polvo, el suspiro detenido. Sobrecogedora transición, paseo por el campo, un pájaro en origami y las notas de un piano.

Lustrosa

Encajes y sol, la existencia levantándose de a poco y brillando como un poema de Walt Whitman. El café y su sabor amargo, el violeta reluciente en las manos, la verdad tan clara, tan absoluta. Las implicaciones cósmicas de un papel roto, de un cable haciendo corto circuito.

Nos trasteamos

El motivo es obvio, no quiero visitas indeseables, apenas unos pocos sabrán de este lugar, y doy gracias al cielo por eso.

Toque de queda

Sirenas afuera y el estado de sitio aquí adentro, refuerzo de tropas en guardia.
Y los columpios por ahora quietos.
Tomando el poder, cortando los cables y suspendiendo los comunicados.

Here comes the sun

Quiero mirar más a menudo las flores, que me exalten los guayacanes o los pinos, que me enternezca el sonido del agua.
Con o sin ayuda hay que dar el paso y remover las piedras que no son yo -porque no soy una de ellas, aun dando tumbos y cubierta de polvo estoy viva-. Y el compromiso que estoy emprendiendo en este instante es conmigo.
Y la decisión ha de ser un hecho.