Y LA DESNUDEZ DEL MONÓLOGO
Cuento las horas, como las mismas ansias que usted, me como los dedos muy a la vieja usanza, me como la boca, me tomo un café prohibido.
La idea es recurrente, mañana la nariz se le va a llenar de flores y a mí de azúcar.
Mañana usted come algo en frente de alguien; se sonríe en frente de ése mismo alguien; le da la mano en la calle y se pone a pensar en bobadas.
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Mañana usted come algo en frente de alguien; se sonríe en frente de ése mismo alguien; le da la mano en la calle y se pone a pensar en bobadas.
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