-¿Cómo amaneces Maja?-
-Pues a ver, que te dijera... despertar me sabe a nada-.
Mi vida se ha vuelto una colección de días interminables, grises y sin sentido; la sangre se me ha hecho espesa, me estoy secando, soy proyecto de pellejo.
Ayer me escondí; había propuestas de farra a las que categóricamente me negué; suficiente con mi amargue como para propagarlo como un virus. La tristeza hay que rumiarla en soledad.
Traté de conectarme de algún modo con gente que podría querer tener a mi lado en esta temporada –en el infierno-; pero ahí reiteré mi opinión, éste es mi trance, a nadie más le pertenece.
Estuve haciendo un balance de lo que fue septiembre; y como dirían en informe de empresa a pique: pérdidas, sólo pérdidas.
Y aquí cualquier mortal pensará en lo que he contado de la tesis y dirá: Oh! Por dios, que mujer más desagradecida y dramática, y blablablablabla. Ya me conozco la perorata “de lo tienes todo en la vida para andar así”. Lo siento, la motivación no me acompaña, se fue la emoción en brazos del septiembre.
En fin, ya llegó octubre. No puedo recordar estadísticamente que tal me va en este mes, pero si comienzo a hacer cambios, tal vez pueda salvarlo.
Lo primero es renovar el calendario al lado del teléfono en la mesa de noche, acompañado de la frase: NO LLAMAR.
Supongo que como apoyo a eso debería exigir no recibir más llamadas, ahí es donde todo se complica; pero bueno. Si no lo intento, no sabré si puedo hacerlo.
Leer, leer más; y dejar la poesía. Me hace daño don Juarroz con sus palabras tan certeras. Hay que volver a La Guerra y la Paz.
Mostrar interés por ver al señor feudal. No como vía de escape al gran tropel, claro. Simplemente para reír un rato, recordarme un poco en él. Ya son meses sin ir a su casa, increíble.
Seguir escribiendo. Es chistoso, siempre le tuve miedo a escribir; me parecía indigno de mi parte, no me sentía a gusto. Y ahora es un bálsamo donde mejor fluyen mis ideas. Nunca seré escritora, ni mucho menos; pero esto es agradable, y no voy a perder.
Por supuesto, otro aspecto muy relevante que no puedo descuidar es la parte académica. El espasmo mental no puede llegar hasta allá.
¿Qué más? Ay, no sé... si pudiera llevar a buen término esas cositas, me daría por bien servida.
Buenos vientos para octubre, sólo pido buenos vientos.
Escucho:
Arabesque No.1 - Claude Bebussy.