"Atticus Finch no hacía nada que pudiera despertar la admiración de nadie: no cazaba, no jugaba al póker, no pescaba, no bebía, no fumaba... Se sentaba y leía. (...) Cuando nos dio nuestros rifles de aire, Atticus no nos enseño a disparar. Fue el tío Jack quien nos instruyó en sus principios, dijo que Atticus no estaba interesado en armas. Atticus le dijo a Jem un día, -Prefiero que disparen a las latas vacías en el patio trasero, pero se que ustedes van tras los pájaros. Dispara a todos los pájaros azules que quieras, si es que les puedes acertar, pero recuerda que es un pecado matar un ruiseñor-. Ese fue el único momento que escuché a Atticus decir que era un pecado hacer algo, y le pregunté a la señorita Maudie al respecto. -Tu padre tiene razón-, me dijo ella. Los ruiseñores no hacen otra cosa que crear música para que la disfrutemos. No se comen los jardines de la gente, no hacen nidos en los graneros, no hacen otra cosa que cantar su corazón para nosotros. Es por eso que es un pecado matar a un ruiseñor.(...) -Una dama? Jem levantó su cabeza. Su cara estaba roja. -Después de todas las cosas que ella dijo sobre ti, una dama? -Lo era. Ella tenía sus propios puntos de vista sobre las cosas, diferentes a los míos, tal vez... hijo, te digo que si no hubieras perdido la cabeza yo mismo te habría obligado a leerle. Quería que advirtieras algo sobre ella. Quería que vieras lo que es realmente el valor, en lugar de tener la idea de que el valor es un hombre con un arma en su mano. El verdadero valor es cuando sabes que tienes todas las de perder, pero emprendes la acción y la llevas a cabo a pesar de todo. Raramente ganas, pero algunas veces lo logras. La señora Dubose ganó las 90 libras de ella. De acuerdo a sus puntos de vista, ella murió sin deberle a nada ni a nadie. Era la persona más valiente que he conocido."Harper Lee(EEUU, 1926)
Thursday, July 23, 2009
Matar un ruiseñor - Fragmento
Furia de elefantes
-Que densos que son elefantes, que densos-, ustedes con sus patotas y yo con las paranoias.
Los elefantes saltando y yo que les pido silencio, no rompan el piso, no más furia de elefante por favor.
Sus patotas en el cuello, en las cuencas de los ojos, en la panza y en el pecho.
Y todas esas llaves que son fechas, y todas esas claves que abren cajones, y en los cajones los lápices y los papeles, y la niña de la cometa que me quedo sin pintar.
Los elefantes saltando y yo que les pido silencio, no rompan el piso, no más furia de elefante por favor.
Sus patotas en el cuello, en las cuencas de los ojos, en la panza y en el pecho.
Y todas esas llaves que son fechas, y todas esas claves que abren cajones, y en los cajones los lápices y los papeles, y la niña de la cometa que me quedo sin pintar.
Wednesday, July 15, 2009
Sunday, July 12, 2009
Y me tienes vos y te tengo yo.
Tengo 26 años, y estoy agradecida con todos y cada uno de los 365 días que recién pasaron. Tengo una buena vida, tengo una cama caliente que me espera en las noches, y en ella un hombre dulce que le gusta abrazarme. Ya no puedo hablar sólo de mí, tengo que hablar de nosotros, felizmente tengo que hacerlo. Y tenemos entonces verbos en plural, y todas esas palabras que ahora se multiplican, tenemos besos y tenemos bailes y tenemos risas.
Tuesday, July 07, 2009
Oda al botón casero
Los desvelos acompañados, las pequeñas batallas domésticas en las que mi mala cara y tu postura serena, y los almuerzos en la cama y las visitas a la oficina. Por ahí vamos y el camino sólo por ratos es culebrero, porque de resto es un buen paisaje, somos vos y yo estallados de la risa -o vos que me explicás el mundo, o yo que te lo desordeno con mis cuentitos de elefantes y almohadas-.
Y cuanto te quiero.
Y cuanto te quiero.
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