Pasillos

Entonces sigo en el proceso de revivir este espacio comatoso porque sino voy a terminar en verdad perdida; es necesario que nombre, que escriba por ejemplo sobre el sueño de ayer en el que se repetían las imágenes amarillas y yo tenía estas ganas de dar unos pasos atrás y absorber esa luz que tienen los días que no volverán. Contar como en el terreno de los relojes y las sonrisas cordiales me voy quedando un poquito más callada, que mascullo la estupidez y la fatuidad que se instala en estos pasillos académicos. Que extraño porque soy uno de esos seres condenados a voltear la cabeza y suspirar.

Garabatos

Mocosa de garganta cerrada, la cabeza calma, la parla dulce y los ojos que se abren despacito cuando sienten un beso en la frente a las 8 am. Mentolados los días, el cuerpo recuperándose luego del suero y el hospital. De nuevo mis garabatos ingenuos, sin pretensiones ni dolores, palabras que toman aire y luego lo botan.

Pashmina

Come huevo con arroz y papas, el agua se le enfría y su café amado le amarga. En las tardes toma un té porque el buen gusto no se olvida. Lo bueno son las pashminas estalladas de flores, piensa. Lo malo son las frases que no pudo completar todo este tiempo en el teclado.

Materiales

Y no conté al fin, desconté más bien. Salí ondeando las manos, creyendo que el sur me sería ameno, como un buen viaje de cronopio.
Y ahora, luego de ver las caras serranas, de sentir la niebla ajándome la piel, la academia devanándome los sesos… como que no sé, aun no descifro que vine a hacer aquí y si de verdad pertenezco, si merezco a los grandes catedráticos y las charlas… no sé. Como que me siento hecha de un material más simple, de algodón y manchones de pintura, de trazos a lápiz, de cartón y aserrín.