La vida se vuelve como una conferencia con traducción simultánea. Entonces hay que andar siempre en modo Elefantes-Español/Español-Elefantes, tratando de acomodar términos e ideas para que no suenen como Elefantes, porque cuando suenan así todo puede parecer muy borde o muy trágico o simplemente muy piedritas en el suelo y dientes de león.
Lo bueno es cuando hay quien entiende Elefantes y yo me quito el peso de encima de tener que traducir.