Elefantes guardados por semanas pero más que eso soy yo que ando del otro lado de las letras, donde no se puede hablar sin el bastón de las citas, siempre siguiendo huellas ajenas. Y peor aun si vamos a que elefantes sean los que nombren el fondo de mi cabeza, y ya ni siquiera escriba estoytristeamodeseotengohambremeduele. Es tal la división que están ustedes, dando zancadas y llorando al otro lado de la puerta.